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Parece la Costa Amalfitana, pero está en España: el pueblecito en plena sierra y muy cerca de preciosas calas que hay que visitar sí o sí
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Parece la Costa Amalfitana, pero está en España: el pueblecito en plena sierra y muy cerca de preciosas calas que hay que visitar sí o sí

Entre montañas, acantilados y el azul más intenso del Mediterráneo, este pequeño rincón mallorquín se ha convertido en un refugio secreto para quienes buscan autenticidad lejos del turismo masivo

Foto: Imagen de archivo de Estellenchs
Imagen de archivo de Estellenchs

Hay rincones en España que parecen haber sido transportados directamente desde la Costa Amalfitana italiana. Pueblos colgados de la montaña, con casas de piedra encaramadas a las laderas y vistas infinitas al Mediterráneo. Lugares donde el tiempo se detiene y cada paso invita a disfrutar del silencio, del olor a mar y de la calma que solo se encuentra en los pueblos donde aún no ha llegado el turismo masivo. En este rincón mallorquín, la vida transcurre despacio entre el rumor de las olas y los muros de piedra seca que dibujan la sierra.

El encanto de este lugar no solo reside en su belleza natural, sino también en su autenticidad. Alejado de los grandes complejos hoteleros y las multitudes, mantiene la esencia más pura de la Mallorca tradicional. Está enclavado en plena Serra de Tramuntana, una cadena montañosa declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se alza entre los municipios de Andratx y Banyalbufar. Su nombre es Estellenchs, y pese a tener menos de 400 habitantes, se ha convertido en un pequeño tesoro para quienes buscan un refugio mediterráneo que recuerda a Positano o Amalfi, pero sin necesidad de salir del país.

placeholder Imagen de archivo de Estellenchs
Imagen de archivo de Estellenchs

Rodeado por el majestuoso Puig de Galatzó y con el mar como horizonte, Estellenchs parece suspendido entre la montaña y el Mediterráneo. Sus estrechas calles empedradas serpentean entre casas con contraventanas verdes y fachadas cubiertas de buganvillas. Es un pueblo hecho para caminarlo sin prisa, detenerse en sus miradores y descubrir pequeñas plazas donde apenas caben un par de mesas de café. En verano, la población se multiplica, pero sigue conservando su ambiente tranquilo, muy alejado del bullicio de las zonas más turísticas de la isla.

Uno de los grandes atractivos de Estellenchs es su paisaje natural y ecológico, que conserva intacto el carácter rural de la Mallorca más auténtica. La carretera que lo conecta con sus vecinos —una vía estrecha y sinuosa que discurre entre acantilados y bancales— ofrece una de las rutas más bellas del Mediterráneo.

Es habitual ver ciclistas y motoristas recorrer estos tramos, disfrutando de las vistas al mar y del aire puro que envuelve la Serra de Tramuntana. Para los amantes del senderismo, Estellenchs forma parte de la conocida Ruta de Pedra en Sec (GR221), que recorre toda la sierra de norte a sur y permite adentrarse en caminos rurales donde la piedra y el olivo son los verdaderos protagonistas.

Aguas cristalinas y calas únicas

Aunque su playa es pequeña, la Cala d’Estellenchs compensa el tamaño con una belleza abrumadora. Se trata de una cala de cantos rodados situada al final de un barranco, con aguas cristalinas y un entorno salvaje que la convierte en un lugar perfecto para desconectar. Allí, los lugareños suelen bañarse al atardecer, cuando la luz del sol tiñe las rocas de tonos dorados y el mar se vuelve completamente transparente. Es un rincón donde el Mediterráneo se muestra en su estado más puro y donde es fácil olvidar el paso del tiempo.

Pero no todo en Estellenchs es paisaje. También hay espacio para el placer gastronómico. En la parte alta del pueblo, en el barrio de s’Arraval, se encuentran las Cases de Son Llarg, unas antiguas casas solariegas que fueron sede del ayuntamiento y hoy albergan varios restaurantes con encanto. En sus terrazas se sirven platos tradicionales mallorquines —como el tumbet, el frito marinero o la coca de trampó— acompañados de vinos locales y vistas de ensueño. Comer allí mientras cae la tarde y se encienden las primeras luces del pueblo es una experiencia que resume la esencia de este lugar.

Visitar Estellenchs es reencontrarse con una Mallorca diferente, aquella que sigue fiel a su pasado y a su ritmo natural. Es un destino perfecto para quienes buscan desconectar sin renunciar a la belleza, para los que prefieren perderse entre montañas antes que entre calles abarrotadas. Y aunque parece un trozo de la Costa Amalfitana, está mucho más cerca: en el corazón de la Serra de Tramuntana, custodiando uno de los paisajes más bellos de toda España.

Hay rincones en España que parecen haber sido transportados directamente desde la Costa Amalfitana italiana. Pueblos colgados de la montaña, con casas de piedra encaramadas a las laderas y vistas infinitas al Mediterráneo. Lugares donde el tiempo se detiene y cada paso invita a disfrutar del silencio, del olor a mar y de la calma que solo se encuentra en los pueblos donde aún no ha llegado el turismo masivo. En este rincón mallorquín, la vida transcurre despacio entre el rumor de las olas y los muros de piedra seca que dibujan la sierra.

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