Descubre el monumento románico de Cataluña que es Patrimonio de la Humanidad y uno de los más bellos del mundo
Su historia milenaria, su ubicación frente al Mediterráneo y su imponente arquitectura lo han convertido en un referente del patrimonio medieval y en una visita imprescindible para quienes recorren el norte de Cataluña
Vista panorámica del espectacular monumento, enclavado en la sierra de Verdera, Girona. (Google)
ElMonasterio de Sant Pere de Rodes, una joya del románico enclavada en el corazón del Parque Natural del Cap de Creus, ofrece una de las panorámicas más sobrecogedoras del litoral catalán. Desde su posición privilegiada entre mar y montañas, esta antigua abadía benedictina conserva siglos de historia, arte y espiritualidad en un entorno que sigue cautivando a viajeros de todo el mundo.
Situado sobre la sierra de Verdera, a más de 500 metros de altitud y frente a la bahía del Port de la Selva, el Monasterio de Sant Pere de Rodes fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional por su valor arquitectónico y patrimonial. Su imponente silueta, visible desde la sinuosa carretera GIP-6041, anuncia la llegada a uno de los conjuntos monásticos más destacados de la Edad Media catalana.
Las primeras referenciasdocumentadas datan del año 878, cuando ya existían pequeñas celdas monásticas disputadas por los monasterios de Banyoles y Saint-Polycarpe de Rasès. No obstante, las excavaciones revelan un origen aún más antiguo, con restos de edificaciones del siglo VI. La independencia del cenobio en 944 marcó el inicio de su esplendor, impulsado por el noble Tasi y su hijo Hildesind, primer abad de la comunidad. Desde entonces, el conjunto monástico comenzó a expandirse con nuevas dependencias y obras de gran valor artístico que consolidaron su papel como uno de los centros religiosos más influyentes del país.
Durante los siglos X y XI se levantó la iglesia, consagrada en el año 1022, que destaca por su originalidad arquitectónica dentro del románico. Con planta de cruz latina, tres naves y un sistema de dobles columnas coronadas por capiteles ornamentados, combina influencias carolingias, prerrománicas y romanas. Las columnas procedentes de la antigüedad y la altura del edificio reflejan el poder espiritual y económico que llegó a concentrar este monasterio en su época de mayor esplendor.
Convertido en centro de peregrinaje y foco de poder, Sant Pere de Rodesvivió su apogeo hasta el siglo XIV, cuando la Peste Negra y los conflictos bélicos precipitaron su decadencia. Saqueos como el de 1693, cuando el duque de Noailles expolió la famosa Biblia de Rodes (hoy custodiada en la Bibliothèque Nationale de París), marcaron el inicio de una etapa de abandono y ruina.
Con la desamortización de 1853, el monasterio quedó definitivamente vacío hasta que fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1930. Las sucesivas restauraciones han devuelto parte de su antiguo esplendor, permitiendo recorrer hoy su iglesia, el claustro reconstruido, las torres de defensa, el campanario y el antiguo palacio abacial, reconvertido en centro de interpretación del Cap de Creus.
El monasterio se encuentra en el término municipal de El Port de la Selva, a 17 kilómetros de Cadaqués y 26 de Figueres. Desde Girona, el acceso más rápido es por la AP-7 hasta la salida 4 (dirección Roses), continuando por la N-II y la N-260 antes de tomar la GI-6041. También es posible llegar en autobús desde el Port de la Selva gracias a la línea operada por Estarriol.
El precio de la entrada general es de 6 euros, con descuentos y gratuidades para colectivos específicos. Abre de martes a domingo —hasta las 19:00 en verano y hasta las 17:30 el resto del año—, ofreciendo además visitas guiadas para descubrir los secretos arquitectónicos de uno de los monumentos románicos más impresionantes de Cataluña.
ElMonasterio de Sant Pere de Rodes, una joya del románico enclavada en el corazón del Parque Natural del Cap de Creus, ofrece una de las panorámicas más sobrecogedoras del litoral catalán. Desde su posición privilegiada entre mar y montañas, esta antigua abadía benedictina conserva siglos de historia, arte y espiritualidad en un entorno que sigue cautivando a viajeros de todo el mundo.