Descubre las termas naturales de Navarra que tienen su origen en la época romana y enamoraron a Bécquer
Sus aguas, que brotan desde la época romana, cautivaron a reyes, papas y poetas como Gustavo Adolfo Bécquer, que encontró en ellas inspiración y descanso
Este balneario de Navarra, conocido fue utilizado como hospital por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. (Extraída de Facebook)
Las aguas termales de Fitero, situadas al sur de Navarra, ofrecen una experiencia única que combina historia, bienestar y naturaleza. Este balneario, uno de los más antiguos de Europa, conserva su esencia desde la época romana y fue escenario de inspiración para Gustavo Adolfo Bécquer, quien halló aquí un refugio de salud y creatividad. Por este balneario también pasaron figuras como el papa Benedicto XV —cuando aún era cardenal—, el virrey Juan de Palafox y Mendoza o el diseñador Cristóbal Balenciaga, todos ellos seducidos por la magia y el poder reparador de estas aguas mineromedicinales.
En la ladera de la Peña del Baño, a tres kilómetros de Fitero y a poco más de media hora de Tudela, emergen de las profundidades dos manantiales cuyas aguas fluyen a temperaturas que oscilan entre los 32 y 52 ºC. Estas fuentes, conocidas por sus propiedades terapéuticas desde tiempos romanos y árabes, dieron origen a la actual Estación Termal de Baños de Fitero, un complejo que une tradición y modernidad en plena Ribera navarra.
La historia del balneario está marcada por su pasado y por los personajes que lo habitaron. Durante la Guerra de la Independencia, las instalaciones fueron utilizadas como hospital por las tropas francesas, y años más tarde, en 1846, el hallazgo de un nuevo manantial propició la creación de los llamados Baños Nuevos, hoy Balneario Gustavo Adolfo Bécquer. El poeta sevillano se alojó en la habitación 314, donde escribió El Miserere o La cueva de la Mora, dos obras inspiradas en este entorno.
El complejo se completa con el Hotel Virrey Palafox, construido sobre los restos de unas antiguas termas romanas y que debe su nombre a Juan de Palafox y Mendoza, virrey de Nueva España nacido en el propio balneario en el año 1600. Ambos hoteles forman parte de un entorno de singular belleza, rodeado de pinares, jardines y paseos que invitan al descanso y al contacto con la naturaleza.
Las aguas mineromedicinales de Fitero destacan por su alta mineralización y por ser cloruradas, sulfatadas, sódicas, cálcicas e hipertermales. Su uso está especialmente indicado para tratar dolencias reumáticas, respiratorias y musculares, además de contribuir al bienestar general. Los visitantes pueden elegir entre diferentes circuitos, como el de Bienestar o el de Contrastes, que combinan piscinas dinámicas, saunas, baños de burbujas, haloterapia y masajes terapéuticos.
Las instalaciones incluyen también una piscina hidrotermal exterior, abierta durante toda la temporada, rodeada de amplias zonas ajardinadas y un solárium ideal para relajarse al aire libre. Además, el recinto cuenta con servicios complementarios como gimnasio, peluquería, tienda de cosmética natural, capilla y restaurante, donde se ofrece una gastronomía local con productos de temporada y recetas tradicionales.
El balneario ofrece varias escapadas según la duración y el tipo de experiencia. La Escapada Clásica parte de 147 euros por persona, la opción Relax desde 218 euros e incluye masaje y haloterapia, y la experiencia Cuida tu pie tiene un precio desde 209 euros. Todos los programas incluyen alojamiento, media pensión y acceso a la piscina hidrotermal exterior, con agua a 34 ºC durante toda la temporada.
El Balneario de Fitero se encuentra a unos 90 kilómetros de Pamplona y 32 de Tudela. Puede accederse fácilmente por carretera a través de la N-113 o la AP-68, con desvío hacia Corella y Fitero. Para quienes viajan en transporte público, la estación de tren más cercana se ubica en Castejón de Ebro, a unos 15 minutos en coche, desde donde se puede tomar un taxi o autobús local. Un viaje breve que conduce a un destino que une historia, naturaleza y salud en un mismo lugar.
Las aguas termales de Fitero, situadas al sur de Navarra, ofrecen una experiencia única que combina historia, bienestar y naturaleza. Este balneario, uno de los más antiguos de Europa, conserva su esencia desde la época romana y fue escenario de inspiración para Gustavo Adolfo Bécquer, quien halló aquí un refugio de salud y creatividad. Por este balneario también pasaron figuras como el papa Benedicto XV —cuando aún era cardenal—, el virrey Juan de Palafox y Mendoza o el diseñador Cristóbal Balenciaga, todos ellos seducidos por la magia y el poder reparador de estas aguas mineromedicinales.