El parque natural de Cantabria que es un tesoro geológico: un mosaico de playas, dunas y acantilados para disfrutar en octubre
Con 345 kilómetros cuadrados de acantilados, playas y formaciones únicas, este rincón de Cantabria se consolida como un referente internacional del turismo sostenible y la conservación geológica
Lluvia de estrellas en la localidad cántabra de Liencres, dentro de este valioso parque natural. (EFE)
En la franja costera de Cantabria, donde el mar se abre paso entre acantilados imposibles y arenas doradas, existe un paraje que parece suspendido entre el tiempo y la marea. Sus rocas cuentan historias de millones de años, sus dunas cambian de forma con cada viento del norte y sus playas esconden huellas fósiles que revelan la memoria geológica del planeta. Un espacio que cuenta con el reconocimiento de la UNESCO como Geoparque Mundial, situando a Cantabria en el mapa internacional de los destinos más valiosos para la conservación y el turismo sostenible.
Un paisaje único con sello de la UNESCO
Se trata del Geoparque Mundial UNESCO Costa Quebrada, el primero reconocido oficialmente en Cantabria. Con una extensión de 345 kilómetros cuadrados, este espacio natural se reparte entre municipios como Santander, Santa Cruz de Bezana, Piélagos, Miengo, Suances, Santillana del Mar, Polanco y Camargo. Su singularidad geológica se remonta a más de 240 millones de años, marcada por movimientos tectónicos, oscilaciones del nivel del mar y procesos erosivos que han esculpido un paisaje de acantilados, playas fósiles y arcos naturales.
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Este enclave forma parte del Programa Internacional de Ciencias de la Tierra y Geoparques, impulsado por la UNESCO desde 2015, que agrupa a territorios con un patrimonio geológico excepcional y una clara apuesta por la conservación. Con su incorporación, España suma 18 geoparques reconocidos, consolidándose como uno de los países con mayor número de espacios protegidos de este tipo, solo por detrás de China.
El Geoparque Costa Quebrada no solo destaca por su valor científico, sino también por su legado histórico y cultural. En su territorio se conservan restos del Paleolítico y manifestaciones artísticas del Magdaleniense, así como enclaves reconocidos como Patrimonio Mundial, entre ellos la Cueva de Altamira y el Camino de Santiago del Norte. Esta confluencia de historia y naturaleza convierte al geoparque en un espacio que resume la evolución de la Tierra y la presencia humana en ella.
Además de su riqueza geológica, el área alberga espacios naturales protegidos de gran valor ambiental, como el Parque Natural de las Dunas de Liencres y Costa Quebrada, o las Áreas Naturales de Especial Interés de Pozo Tremeo y de Cuevas del Pendo y Peñajorao. Estas zonas forman parte de la Red Natura 2000, que vela por la conservación de los hábitats europeos más representativos.
Una ruta para recorrer con calma
Los visitantes pueden recorrer más de 20 kilómetros de senda litoral y descubrir playas icónicas como La Arnía, Covachos, Somocuevas o la Virgen del Mar, donde cada formación rocosa revela una historia distinta sobre la evolución del planeta. También es un enclave ideal para practicar actividades como surf, senderismo, trail o ciclismo, con vistas panorámicas que resumen la esencia del litoral cántabro.
En la franja costera de Cantabria, donde el mar se abre paso entre acantilados imposibles y arenas doradas, existe un paraje que parece suspendido entre el tiempo y la marea. Sus rocas cuentan historias de millones de años, sus dunas cambian de forma con cada viento del norte y sus playas esconden huellas fósiles que revelan la memoria geológica del planeta. Un espacio que cuenta con el reconocimiento de la UNESCO como Geoparque Mundial, situando a Cantabria en el mapa internacional de los destinos más valiosos para la conservación y el turismo sostenible.