'Tú a Londres y yo a California': viajar por separado teniendo pareja sigue siendo un tabú
La psicóloga Patricia Lodeiro reflexiona sobre lo que significan los viajes por separado y qué requisitos debe cumplir una relación para que en ella las vacaciones de este tipo funcionen
Las gemelas Hallie Parker y Annie James fueron separadas al nacer por el divorcio de sus padres. La primera de ellas se fue a vivir a California con su padre, la segunda a Londres con su madre. Evidentemente, ellas no tomaron la decisión de que sus caminos se separaran, pero Marcos y Sara sí, aunque fuera tan solo por un par de semanas.
Ellos viven juntos en Madrid desde hace tres años, llevan saliendo más de siete y, desde entonces, siempre habían pasado las vacaciones juntos; una dinámica que este verano decidieron cambiar. "Mis padres al principio no entendían por qué si Sara y yo habíamos conseguido pillarnos las dos primeras semanas de agosto de vacaciones, no viajábamos juntos", explica Marcos. Él, por su lado, eligió conocer las Azores; ella pasó las dos semanas con sus amigas en distintos pueblos asturianos.
"Así —bromea Marcos— no inflamos las estadísticas de separaciones posvacacionales". Es cierto que muchas parejas se separan después de las vacaciones, el mes de septiembre destaca por ello; pero ese no es el motivo principal por el que muchas parejas deciden viajar por separado. Según Patricia Lodeiro, psicóloga y fundadora de CAIP Psicología, lo hacen, sin embargo, porque "cada vez son más las parejas que rehúyen del modelo basado en la dependencia y transitan hacia un tipo de relación amorosa en la que existe la interdependencia y, por ende, un modelo donde hay espacio para el tiempo individual de cada miembro, así como para sus proyectos personales".
No obstante, es normal que la proposición de viajar por separado a muchas personas les sorprenda porque, explica Lodeiro, "venimos de una época en la que la relación amorosa se esgrimía sobre un vínculo de dependencia".
Viajar por separado no es siempre señal de crisis
Las parejas como "sistema diferenciado del resto de sistemas con los que se relaciona" tienen, asegura Lodeiro, un espacio propio, sus propios valores, creencias y conductas. Sin embargo, insiste Lodeiro, "no hay que olvidar que dicho sistema está compuesto —tradicionalmente— por dos miembros que, a su vez, tienen sus propios valores, sus propias creencias y que precisan su propio espacio". Es por eso que, según ella, en encontrar el equilibrio entre los gustos individuales y los comunes reside la clave del éxito.
"¿Me voy de vacaciones solo porque no le aguanto?", "¿me voy de vacaciones solo porque me apetece estar conmigo mismo o con amigos?", "¿me voy de vacaciones solo porque él se va por su cuenta?"
Aunque viajar por separado no tiene por qué significar crisis emocional o distanciamiento efectivo, Patricia manifiesta que "todo dependerá de la libertad de la decisión de ir de vacaciones por separado". Quien decida hacerlo, por tanto, debería preguntarse: "¿Me voy de vacaciones solo porque no le aguanto?", "¿me voy de vacaciones solo porque me apetece estar conmigo mismo o con amigos?", "¿me voy de vacaciones solo porque él se va por su cuenta?".
"Mientras que en un caso la decisión estará condicionada a un funcionamiento desadaptativo arraigado en pensamientos y emociones igualmente desadaptativas de tipo dependiente o evitativo, en el otro la decisión se habrá tomado de forma consciente y libre. En este supuesto, irse de vacaciones por separado sería síntoma de un correcto equilibrio en la pareja y, por ende, no estaría reflejando crisis o distanciamiento entre sus miembros", declara Patricia Lodeiro.
En esta situación, al igual que en muchas otras, la comunicación es clave. "Como en cualquier situación, la comunicación, en tanto que es vía para el entendimiento, es crucial", asegura la psicóloga.
Negociar sin herir al otro
Al plantear unas vacaciones por separado teniendo pareja es fundamental una buena comunicación. "Si existe una buena comunicación, se comparte la información y los afectos, se permite la intimidad y la cercanía, sin anular la individualidad, sería posible plantear la propuesta, siempre validando los afectos que la misma pudiera provocar en el otro, llegando a pactos y acuerdos, y partiendo de la comunicación empática y la escucha activa", aclara Patricia.
"Preguntarse qué necesitamos, pero también qué necesito yo"
Para saber si a una pareja van a beneficiar o no las vacaciones por separado, "hay que plantear una doble mirada, la de la pareja y la individual. Preguntarse qué necesitamos, pero también qué necesito yo".
"Si de dicha observación surge de común acuerdo la necesidad de pasar las vacaciones por separado, es señal de que va a beneficiar a la díada. Si, por el contrario, existe un claudicar por parte de uno de los miembros de la pareja o la decisión es tomada de forma condicionada (porque me lo han dicho los amigos, porque lo he leído en un blog, porque no te aguanto, porque tú te fuiste con tus amigos el año pasado...); con mucha probabilidad, pasar las vacaciones separadamente fomentará el distanciamiento afectivo", sentencia Patricia.
Atreverse a probarlo por primera vez
Patricia Lodeiro anima a quienes quieran viajar sin sus parejas a "valorar, primero, la calidad de su relación, les invitaría a explorar sus necesidades individuales y comunes, a efectos de apreciar si pasar las vacaciones separadamente puede responder a alguna de ellas. Si así fuera, cabría determinar cuán libre es la decisión por parte de cada miembro de la pareja". Además, "si finalmente se dieran las circunstancias para pasar por separado las vacaciones, convendría tener un plan de reencuentro, así como llegar a acuerdos en lo relativo al contacto durante ese tiempo de separación".
Para aquellos que se lo estén planteando, pero sientan culpa o miedo, Lodeiro les diría que "probablemente exista algún tipo de dificultad en la relación relativa al respeto a la individualidad. Siendo así, le invitaría a buscar acompañamiento psicológico a fin de buscar formas más saludables de quererse en la pareja y de expresar ese amor".
Las gemelas Hallie Parker y Annie James fueron separadas al nacer por el divorcio de sus padres. La primera de ellas se fue a vivir a California con su padre, la segunda a Londres con su madre. Evidentemente, ellas no tomaron la decisión de que sus caminos se separaran, pero Marcos y Sara sí, aunque fuera tan solo por un par de semanas.