La cascada que no te puedes perder este otoño está en Soria: uno de los saltos de agua más impresionantes de la provincia

• El desconocido monumento que tienes que ver una vez en la vida en Burgos: una iglesia que es uno de los exponentes más importantes del románico burgalés
• Sigue a El Confidencial en Google Discover para enterarte de todas las noticias

Con la llegada del otoño, los paisajes de la provincia de Soria se tiñen de tonos ocres y dorados, ofreciendo un escenario ideal para los amantes del turismo de naturaleza. Entre montañas y valles, se esconde un rincón donde el agua cae con fuerza entre las rocas calizas, creando un espectáculo natural que cada año atrae a quienes buscan belleza y tranquilidad. Es uno de los lugares más visitados en época de lluvias, cuando muestra su mejor cara y deja imágenes imposibles de olvidar.

Un salto de más de veinte metros

Se trata de la Cascada de la Toba, ubicada en la localidad de Fuentetoba, perteneciente al municipio de Golmayo, a apenas 12 kilómetros de la capital soriana. Este impresionante salto de agua supera los veinte metros de altura y se alimenta del manantial que nace en el Pico Frentes, una cumbre que alcanza los 1.375 metros y que domina el paisaje de la zona. Cuando las lluvias acompañan, el arroyo que da origen a la cascada desciende con fuerza, formando pequeños lagos de aguas transparentes que reflejan la pureza del entorno natural. El lugar, además, debe su nombre a la toba calcárea, una roca porosa formada por la sedimentación del bicarbonato cálcico presente en el agua.

La cascada se encuentra en un enclave privilegiado, en la ladera meridional del Pico Frentes, junto al Monasterio de la Monjía, una construcción románica del siglo XI que refuerza el valor histórico del paraje. Este monasterio fortificado, situado muy cerca del nacimiento del río Golmayo, añade un atractivo cultural a la visita, convirtiendo el recorrido en una experiencia que combina naturaleza y patrimonio. Según los registros históricos, el salto de agua actual se originó tras unas voladuras realizadas en 1937 para localizar el origen del acuífero de Fuentetoba, con el objetivo de abastecer de agua a la capital soriana.

Un espectáculo natural que brilla especialmente en otoño

La Cascada de la Toba no mantiene caudal durante todo el año, por lo que los meses comprendidos entre otoño y primavera son los más recomendables para disfrutarla en su máximo esplendor. Durante esta estación, el entorno se llena de color y el sonido del agua al caer se mezcla con el de las hojas movidas por el viento. El acceso es sencillo, con zonas habilitadas para aparcar y apenas cincuenta metros de caminata hasta el salto. Visitar este rincón soriano en otoño es adentrarse en un paisaje que parece detenido en el tiempo, donde la naturaleza se muestra en su estado más puro y donde cada visitante puede descubrir la calma que solo ofrecen los lugares verdaderamente mágicos.