El impresionante santuario barroco del País Vasco que nació en torno a una casa-torre medieval

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• El corazón espiritual del País Vasco: un parque natural entre montañas, leyendas y ermitas centenarias

El País Vasco alberga algunos de los ejemplos más notables de arquitectura religiosa y barroca del norte de España. Entre ellos destaca un santuario situado en un valle guipuzcoano, en un entorno natural que combina espiritualidad, historia y paisaje. A su alrededor, los visitantes pueden recorrer jardines, rutas y templos que forman parte de una de las zonas más vinculadas al legado jesuita en Europa.

Este enclave monumental es el Santuario de Loyola (Loiola en euskera), ubicado en el municipio de Azpeitia (Gipuzkoa). Fue levantado en torno a la casa-torre medieval donde nació Íñigo López de Loyola, más tarde conocido como San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús. El complejo se construyó entre los siglos XVII y XVIII, con un diseño barroco ideado por Carlo Fontana, discípulo de Bernini. En su centro se alza una majestuosa basílica coronada por una cúpula de 65 metros de altura, que domina el valle del Urola y se ha convertido en uno de los iconos religiosos más representativos de Euskadi.

La basílica se inauguró en 1738 y destaca por su planta circular, los mármoles labrados y las columnas de orden corintio que sostienen la estructura interior. En su altar mayor se encuentra una estatua de plata de San Ignacio, elaborada en Roma en 1741, mientras que el exterior luce una imponente fachada barroca flanqueada por dos alas de setenta y cinco metros cada una. Todo el conjunto, declarado Bien de Interés Cultural, simboliza el poder arquitectónico y espiritual de la Compañía de Jesús en el siglo XVIII.

Una joya barroca en el corazón de Gipuzkoa

El santuario forma parte de la llamada "Ruta de los tres templos", junto con los santuarios de Arantzazu y La Antigua de Zumárraga, un itinerario que recorre algunos de los lugares más emblemáticos de la religiosidad vasca. Además de la basílica y la casa natal del santo, el recinto incluye jardines históricos, un museo sacro y un centro de espiritualidad, donde aún se imparten ejercicios ignacianos. Todo ello enmarcado por un paisaje de montañas y bosques que refuerza su carácter de retiro y contemplación.

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Cada año, miles de visitantes se acercan a este complejo no solo por motivos religiosos, sino también por su valor patrimonial y su atractivo arquitectónico. Gracias a su perfecta integración entre arte, historia y naturaleza, el Santuario de Loyola se ha consolidado como uno de los destinos imprescindibles para quienes desean descubrir el legado espiritual y artístico del País Vasco.