La inquietante historia de la única pirámide de España: abandonada, franquista y llena de secretos

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​Aunque solemos asociar las pirámides con Egipto o México, España también tiene la suya, y no es precisamente un monumento turístico. Se trata de la Pirámide de los Italianos, una imponente construcción levantada en plena Guerra Civil que en febrero de 2024 fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por la Junta de Castilla y León. Su historia, entre la memoria y la polémica, sigue despertando tantas preguntas como silencios.

Un mausoleo en mitad de la niebla

Silenciosa y solitaria, la Pirámide de los Italianos, situada en el Puerto del Escudo, en la frontera entre Burgos y Cantabria, se alza sobre el horizonte como un eco del pasado. Apenas visible desde la carretera, su estructura de veinte metros de altura —rematada por una gran cruz— sigue desafiando al tiempo, testigo de una época convulsa y de los restos de una historia que pocos se atreven a mirar de frente.

Su origen se remonta a la Guerra Civil española, cuando fue construida en 1939 para rendir homenaje a los soldados italianos del Corpo di Truppe Volontarie, enviados por Benito Mussolini para apoyar al bando sublevado. Inspirada en la Pirámide Cestia de Roma, combinaba el simbolismo fascista con los principios del racionalismo arquitectónico, integrando líneas sobrias y una simetría casi perfecta.

El símbolo de una alianza incómoda

El monumento fue diseñado por el arquitecto Attilio Radic y erigido por orden del régimen de Francisco Franco. Durante años, albergó los restos de cerca de 400 combatientes caídos en la batalla de Santander, una de las más cruentas del conflicto. En su interior, los nichos —dispuestos en hileras de piedra caliza— llevaban los nombres de los soldados italianos, acompañados por inscripciones como Presente, Presente, Presente, lema habitual entre los fascistas de la época.

Pero el tiempo y el abandono han hecho mella. Desde los años setenta, la Pirámide de los Italianos quedó vacía: los restos fueron repatriados o trasladados a la iglesia de San Antonio de Padua, en Zaragoza. Sin mantenimiento ni vigilancia, sufrió expolio, vandalismo y la erosión del clima, perdiendo parte de sus relieves y su significado original.

De símbolo franquista a patrimonio protegido

La pirámide no ha estado exenta de polémica. En 2023, fue incluida en la lista de elementos contrarios a la Ley de Memoria Democrática, lo que ponía en riesgo su supervivencia. Sin embargo, la Junta de Castilla y León decidió protegerla como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento, blindándola frente a posibles demoliciones.

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Esta declaración, que culminó un proceso iniciado en febrero de 2023, garantiza su conservación como vestigio histórico y arquitectónico. Para los expertos, su valor radica no tanto en su estética como en su capacidad para reflejar una parte incómoda de la historia de España.

Una reliquia entre la memoria y el olvido

Hoy, la pirámide permanece vacía y silenciosa, pero su figura sigue siendo objeto de debate. Algunos reclaman su musealización como espacio de memoria; otros, su desaparición. Lo cierto es que este monumento, con su enigmática "M" tallada en la entrada —cuya interpretación oscila entre Mussolini y Monumentum—, sigue proyectando una sombra inquietante sobre el paisaje burgalés.

Abandonada, pero indestructible, la Pirámide de los Italianos es más que una huella de la Guerra Civil: es un recordatorio de cómo la piedra también puede conservar los silencios de la historia. Entre el valle de Valdebezana y el olvido, continúa resistiendo, observando desde su soledad el paso de los siglos y de las controversias.