La desconocida isla gallega que Alfonso XIII quiso convertir en su residencia de verano: un paraíso natural con ruinas cubiertas de musgo

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Entre las islas más enigmáticas del litoral atlántico se esconde un lugar que mezcla historia, leyenda y naturaleza. Su denso bosque cubierto de musgo y su ambiente silencioso recuerdan que, en tiempos, un monarca soñó con convertir este enclave en una residencia real. Hoy, es uno de los espacios más singulares de Galicia, un auténtico refugio natural donde el mar, el laurel y las ruinas dialogan entre sí.

La isla que cautivó a Alfonso XIII

Se trata de la isla de Cortegada, situada frente a la villa marinera de Carril, en la ría de Arousa, dentro del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Illas Atlánticas de Galicia. A comienzos del siglo XX, fue ofrecida al rey Alfonso XIII con el propósito de construir allí su residencia de verano. El monarca llegó a visitarla en 1907, pero el proyecto nunca se materializó. Desde entonces, la isla conserva ese aire de misterio que la hace aún más atractiva. Aún pueden observarse los restos de las casas del antiguo poblado, la base de un gran hórreo y la ermita de la Virgen de los Milagros, levantada en el siglo XVII.

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Sara Castellanos

Un bosque de laureles único en Europa

Más allá de su pasado real, Cortegada destaca por su riqueza natural. Alberga el mayor bosque de laureles en estado natural de Europa, un ecosistema excepcional que se extiende por senderos cubiertos de helechos y musgo. Los visitantes pueden recorrer sus dos rutas principales —una circular de tres kilómetros y otra más corta que cruza el corazón del bosque— para adentrarse en este paisaje húmedo y frondoso. A cada paso, los laureles centenarios forman un túnel verde que envuelve al caminante, creando un ambiente de calma y frescor característico de la Galicia más atlántica.

El acceso a la isla está restringido y solo puede realizarse mediante visitas guiadas autorizadas. La travesía, breve pero inolvidable, discurre entre los viveros de marisco donde se crían las célebres almejas de la zona. Una vez en tierra, el visitante descubre ruinas cubiertas de musgo, calas escondidas y un entorno que ha permanecido intacto durante siglos. Declarada Parque Nacional en 2002, Cortegada es hoy un santuario natural que combina patrimonio, biodiversidad y silencio: una joya gallega donde la historia y la naturaleza se funden en perfecta armonía.