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Descubre el encantador pueblo marinero que tiene el nombre más corto de España: con río, playa y puentes de piedra
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Descubre el encantador pueblo marinero que tiene el nombre más corto de España: con río, playa y puentes de piedra

Casas de colores, puentes de piedra y un río que parte en dos este rincón del País Vasco convierten a este pequeño municipio en uno de los pueblos más encantadores y curiosos de toda Vizcaya

Foto: Imagen del río que separa a este pueblo de Vizcaya en dos orillas. (Foto: iStock)
Imagen del río que separa a este pueblo de Vizcaya en dos orillas. (Foto: iStock)

Entre montes verdes y el rumor del Cantábrico, se esconde un pequeño rincón que parece sacado de una postal. Calles estrechas, fachadas de colores, aroma a mar y puentes de piedra que invitan a detener el paso. Es uno de esos lugares donde el tiempo avanza despacio y la calma tiene nombre propio, aunque en este caso, muy breve. Solo dos letras bastan para identificarlo: es el municipio con el nombre más corto de toda España.

Se llama Ea, y está situado en la costa norte de Vizcaya, en la comarca de Busturialdea-Urdaibai, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. A poco más de una hora de Bilbao, este pueblo marinero de menos de mil habitantes se reparte entre tres núcleos —Natxitua, Bedarona y el propio Ea— que conservan su esencia rural y pesquera. El río Ea atraviesa el pueblo y lo divide en dos orillas, unidas por cuatro puentes de piedra que han resistido siglos de historia y de mareas.

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El visitante que llega por primera vez a Ea lo hace atraído por la curiosidad de su nombre, pero se queda por su encanto. El sonido del agua, las fachadas asomadas al cauce y las barcas descansando junto al muelle resumen la tranquilidad de la costa vasca más auténtica, esa que aún se resiste al turismo masivo y mantiene vivo el espíritu marinero.

Historia y encanto de Ea

Ea nació como un pueblo de pescadores en el siglo XVI, cuando los habitantes de los caseríos cercanos comenzaron a asentarse junto a la desembocadura del río. Su historia está marcada por la convivencia entre el mar y la montaña, entre el trabajo agrícola de sus barrios rurales y la vida marinera de su puerto. A lo largo del tiempo, Ea ha conservado un casco histórico tradicional con puentes de piedra, casas con balcones de madera y callejuelas que huelen a salitre y pan recién hecho.

Uno de los grandes símbolos del municipio es el puente viejo o romano, que aparece incluso en el escudo de Ea. A su lado, se levantan las dos iglesias principales: la de San Juan Bautista, de estilo renacentista, y la de Santa María de Jesús, con detalles barrocos que datan del siglo XVI. Ambas forman parte del conjunto patrimonial que da identidad al pueblo, junto con la casa consistorial, donde hoy se celebran exposiciones y actos culturales.

El alma marinera de Ea también se refleja en el Belletxe, una antigua edificación de madera y piedra en el muelle, usada antaño como almacén de pesca y hoy como escenario de las fiestas más populares, como los Sanjuanes o la fiesta del veraneante, que cada agosto llena las calles de música, danzas y visitantes.

Además, el pueblo cuenta con una pequeña playa urbana, ideal para los días de verano, y con la Atalaya de Ea, una senda costera que lleva hasta la ermita de Talako Ama, desde donde se obtienen unas de las mejores vistas del mar Cantábrico. Pasear por Ea es sentir que el tiempo se detiene entre los reflejos del agua y los colores de sus fachadas.

Qué ver en los alrededores de Ea

Quienes decidan usar Ea como punto de partida tienen a su alrededor un sinfín de tesoros por descubrir. A pocos kilómetros se encuentra Lekeitio, otro de los pueblos más pintorescos de Vizcaya, con su famosa isla de Garraitz, accesible a pie cuando baja la marea. También merece una visita Mundaka, meca del surf vasco, con su mítica ola izquierda y la ermita de Santa Catalina en lo alto del acantilado.

Ea destaca por reunir todo el encanto del País Vasco en un solo rincón: mar, río, tradición y hospitalidad.

Para los amantes de la naturaleza y la gastronomía, una parada imprescindible es la bodega Berroja, en pleno corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, donde se produce el tradicional txakolí vasco. Y si se busca una experiencia más tranquila, los barrios de Natxitua y Bedarona ofrecen rutas rurales perfectas para recorrer a pie o en bicicleta, entre prados, caseríos y vistas al mar.

Entre montes verdes y el rumor del Cantábrico, se esconde un pequeño rincón que parece sacado de una postal. Calles estrechas, fachadas de colores, aroma a mar y puentes de piedra que invitan a detener el paso. Es uno de esos lugares donde el tiempo avanza despacio y la calma tiene nombre propio, aunque en este caso, muy breve. Solo dos letras bastan para identificarlo: es el municipio con el nombre más corto de toda España.

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