El monumento de Cuenca que tienes que visitar una vez en la vida: una colegiata conocida como ‘La Catedral de la Mancha’

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En el interior de la provincia de Cuenca se encuentra uno de los templos más singulares de Castilla-La Mancha, una obra maestra del gótico tardío que guarda siglos de historia entre sus muros de piedra. Su imponente presencia y su valor artístico le han valido el sobrenombre de 'La Catedral de la Mancha', convirtiéndola en una parada imprescindible para los amantes del arte y la arquitectura religiosa.

La Colegiata de San Bartolomé, situada en el municipio conquense de Belmonte, fue construida sobre una antigua parroquia visigoda del siglo V, cuyos restos aún se conservan en su cabecera. Su historia está ligada al Marqués de Villena, don Juan Pacheco, quien promovió su edificación en el siglo XV. A instancias suyas, el papa Pío II la erigió en colegiata en 1459, dotándola de un cabildo formado por 32 canónigos y prebendados. Desde entonces, este templo se convirtió en uno de los centros religiosos más importantes del antiguo Marquesado de Villena.

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Sara Castellanos

Una obra maestra del gótico castellano

El edificio, de sobria elegancia, presenta una planta de tres naves amplias separadas por pilares cilíndricos que sostienen arcos apuntados y bóvedas de crucería. En su interior destacan la Capilla Mayor, con su retablo barroco de 1619 presidido por la imagen de San Bartolomé, y las numerosas capillas laterales dedicadas a distintas advocaciones, muchas de ellas financiadas por familias nobles de la villa. La Puerta del Sol, decorada con pináculos góticos y elementos platerescos, y la Puerta de los Perdones, coronada por la figura del apóstol, completan un conjunto de gran valor histórico y simbólico.

En el interior de la colegiata trabajaron algunos de los artistas más relevantes del Renacimiento castellano, como Hanequín de Bruselas, Egas Cueman, Andrés de Vandelvira o Esteban Jamete, cuyas obras dotaron al templo de una belleza excepcional. El Coro, situado en el segundo tramo de la nave central, alberga la sillería historiada más antigua de España, originalmente destinada a la Catedral de Cuenca y trasladada a Belmonte en 1757 por el Cabildo de la Colegiata.

Declarada Monumento Nacional en 1943, la Colegiata de Belmonte continúa siendo uno de los grandes tesoros patrimoniales de Castilla-La Mancha, y comparte el sobrenombre de Catedral de la Mancha con la Colegiata de San Benito Abad en Yepes, a la que también denominan así. Su visita permite recorrer más de cinco siglos de arte, fe y tradición, en un escenario que resume la esencia espiritual y estética de toda una región.