El pueblo medieval que tienes que visitar este otoño en Castilla y León: es el mejor conservado de España y tiene una preciosa Plaza Mayor

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Entre murallas, calles empedradas y casonas de piedra se esconde una villa que parece detenida en el tiempo. Es uno de los pueblos medievales mejor conservados de España y un destino perfecto para una escapada de otoño. Sus callejuelas silenciosas y su arquitectura intacta permiten al visitante vivir una experiencia única, como si cada rincón contara siglos de historia. A poco más de hora y media de Madrid, este enclave segoviano es una joya monumental que conserva la esencia de la Edad Media con una fidelidad extraordinaria.

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Sara Castellanos

Una joya segoviana con muralla, castillo y una Plaza Mayor de postal

Hablamos de Pedraza, en la provincia de Segovia, una localidad declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1951 por su excepcional estado de conservación. Pasear por su casco histórico es viajar a los siglos XVI y XVII, cuando la villa vivió su mayor esplendor gracias al comercio de la lana merina. Su Plaza Mayor, porticada e irregular, es una de las más bellas de España y el corazón de la vida local. En ella destacan casas nobles con balcones de madera y soportales desde los que los antiguos señores contemplaban los festejos. Todo el conjunto, desde sus calles empedradas hasta sus fachadas de piedra, mantiene intacto el carácter castellano que la hace inconfundible.

Entre los lugares más destacados de Pedraza se encuentra su imponente Castillo, una fortaleza de origen medieval que hoy alberga el Museo Zuloaga. Desde su torre del homenaje se domina todo el valle, ofreciendo una panorámica única del entorno natural. También merece una visita la Cárcel de la Villa, uno de los edificios más curiosos del conjunto, donde aún se conservan mazmorras, cepos y grilletes originales del siglo XIII. Por su parte, la muralla medieval, construida entre los siglos XIII y XVI, sigue custodiando la entrada principal al pueblo a través de la Puerta de la Villa, un símbolo que ha resistido el paso del tiempo y las batallas.

Además de su riqueza patrimonial, Pedraza ofrece un ambiente tranquilo y acogedor que la convierte en una escapada ideal para los meses de otoño. Entre el aroma del cochinillo asado y el sonido de las campanas de la iglesia de San Juan Bautista, el visitante puede sumergirse en un entorno donde la historia se respira en cada esquina. Los colores ocres de la estación envuelven sus murallas y plazas, creando un escenario de postal que seduce a viajeros de toda España. Sin duda, esta villa segoviana es uno de esos lugares que hay que ver al menos una vez en la vida: un testimonio vivo del pasado medieval castellano leonés.