La ruta de senderismo que tienes que hacer sí o sí en Málaga: recorre varios pueblos y disfruta de sus playas y sus paisajes

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La ruta de senderismo en Málaga que une Torrox y Nerja es una de las más agradecidas de la Gran Senda de Málaga: un tramo costero, corto y accesible, ideal para enlazar playas, calas y paisajes mediterráneos con vistas al mar. Se trata de la Etapa 4 de la Senda, un itinerario lineal de aproximadamente 7–8 km que transcurre paralelo a la N-340 y que puede completarse en torno a dos horas, con dificultad fácil y un firme que alterna asfalto, pista y paseos junto al litoral. El recorrido se orienta al este, acompasado por el ruido de las olas, y ofrece un balance perfecto entre naturaleza y pequeñas paradas para disfrutar de inmejorables vistas.

Datos clave para disfrutar de la costa malagueña

El punto de partida está en el faro de Torrox, enclavado sobre el yacimiento romano de Caviclum, una primera parada que conecta la caminata con la historia del entorno. Tras cruzar el cauce del río Torrox, el sendero baja a la playa del Peñoncillo y, enseguida, se eleva sobre el mar por acantilados y escolleras que regalan panorámicas constantes. A mitad de camino aguarda la coqueta cala de Mazagarrobo y la torre almenara de Calaceite; poco después, la senda toca la playa de Vilches y asciende al punto más alto, la torre de Macaca, balcón natural sobre un acantilado marino que marca el carácter de esta etapa costera.

El descenso hacia Nerja suaviza el paso y conduce, ya entre urbanizaciones, al cruce del arroyo Seco y a la larga playa del Playazo, donde una pista de arena compactada permite avanzar cómodamente junto a antiguas huertas y zonas náuticas. La etapa concluye en la rambla del río Chíllar, puerta natural a las rutas de interior y antesala del paseo marítimo nerjeño. Muy cerca, el entorno del mirador de la Torrecilla regala una panorámica abierta que resume el espíritu de este tramo: mar, luz y una línea de costa salpicada de torres vigía y pequeñas calas.

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Sara Castellanos

Conviene tener en cuenta que, pese a su carácter familiar, existen tramos por arcén y coincidencias con tráfico rodado —especialmente en el Peñoncillo y el Playazo—, así como el vadeo del Chíllar según el estado del cauce. Por lo demás, la señalización del GR-249 facilita la orientación y la lectura del paisaje: lomas de esquistos, restos de antiguas terrazas de cultivo y, ya en la franja litoral, un rosario de arenales perfectos para intercalar pausas. Si buscas una ruta corta, bien conectada y con recompensas visuales constantes, esta etapa de la Senda de Málaga es una apuesta segura para disfrutar del senderismo con mar en primera línea.