El parque natural de Valencia donde nacen los arrozales de la paella y las barcas navegan entre garzas y reflejos dorados

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A las afueras de la ciudad de Valencia se extiende un espacio natural donde el tiempo parece moverse al ritmo del agua. Rodeado de arrozales, canales y vegetación acuática, este entorno combina naturaleza, tradición y gastronomía en un mismo paisaje. Declarado Parque Natural en 1986, es uno de los humedales más valiosos del Mediterráneo occidental y uno de los lugares imprescindibles de la Comunidad Valenciana y de toda España.

Se trata del Parque Natural de l’Albufera, una laguna de agua dulce conectada con el mar por medio de canales conocidos como golas. Este sistema de comunicación crea un hábitat único donde conviven más de 350 especies de aves y numerosas plantas acuáticas. Durante todo el año, el parque atrae a aficionados a la observación de aves que encuentran en sus orillas garzas, flamencos o patos coloridos en plena migración.

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Los campos de arroz que lo rodean son inseparables de su historia y de la cocina valenciana. En estas tierras nacen los arrozales que dan origen a la paella, y también otros platos tradicionales como el all i pebre de anguilas, elaborado desde tiempos antiguos por los pescadores del humedal. Las barcas que aún surcan sus aguas, movidas por vela latina, recuerdan la estrecha relación entre los habitantes del entorno y este ecosistema.

Un paisaje de calma y reflejos

Uno de los mejores momentos para visitar el parque es al atardecer, cuando el sol tiñe el cielo de tonos dorados y el agua actúa como un espejo. En ese instante, las siluetas de las barcas se recortan sobre el horizonte y las aves regresan a sus refugios entre los cañizales. Localidades como El Palmar, conocidas por su cocina tradicional, ofrecen el complemento perfecto para disfrutar de la experiencia completa.

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El recorrido por l’Albufera puede hacerse en barca o en bicicleta, siguiendo caminos sin desnivel que bordean la laguna. Desde los miradores o las pasarelas se aprecia un paisaje cambiante, siempre acompañado por el sonido del agua y las aves. A pocos minutos de la ciudad, este parque natural conserva el espíritu de la antigua huerta valenciana y la esencia del Mediterráneo en su forma más pura.