Adiós a la pereza: las cinco mejores rutas para recorrer el Parque Nacional de Doñana

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El sur de España esconde uno de los tesoros naturales más impresionantes del continente, un espacio protegido que reúne playas vírgenes, marismas, bosques mediterráneos y paisajes de dunas móviles. Para quienes buscan escapar de la rutina y conectar con la naturaleza, este enclave ofrece varias rutas que permiten adentrarse en su biodiversidad única. Cinco de ellas se han convertido en imprescindibles para los viajeros que desean descubrir su riqueza sin prisa.

Un parque natural lleno de contrastes

El Parque Nacional de Doñana, situado en la provincia de Huelva, es considerado uno de los destinos más especiales de Europa gracias a su combinación de ecosistemas. Refugio del lince ibérico y del águila imperial, se caracteriza por ser un punto clave para la migración de aves. Sus senderos señalizados ofrecen al visitante diferentes formas de exploración: desde paseos sencillos hasta recorridos más largos que atraviesan bosques, lagunas y marismas. Todos ellos tienen en común la facilidad de acceso y la posibilidad de disfrutar de la fauna en libertad.

Entre las rutas más conocidas se encuentra el Sendero de la Rocina, un camino circular de unos 4 kilómetros que sigue el curso del arroyo del mismo nombre y está jalonado de observatorios de aves. También destaca el Sendero de la Cuesta Maneli, que lleva en apenas 20 minutos hasta los acantilados del Asperillo y a una de las playas más vírgenes del Atlántico andaluz. A nivel cultural, el Sendero del Palacio del Acebrón ofrece una experiencia distinta: un bosque mediterráneo que desemboca en una casa señorial convertida en centro de interpretación.

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Sara Castellanos

Las rutas imprescindibles para recorrer Doñana

No menos atractivas son la Laguna del Jaral, con un recorrido de más de 5 kilómetros poco transitado y perfecto para el avistamiento de flamencos y garzas, y el Charco de la Boca, una senda de 4 kilómetros que permite internarse en las marismas y contemplar la concentración de aves acuáticas en determinadas épocas del año. Cada uno de estos senderos muestra una faceta distinta de Doñana y, en conjunto, permiten comprender por qué este parque es Patrimonio de la Humanidad. Planificar la visita con tiempo, elegir primavera u otoño y respetar siempre el entorno son las claves para disfrutar de un viaje inolvidable.