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La histórica torre que construyeron los británicos en Menorca para defender la isla en el siglo XIX: hoy la puedes visitar
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Legado británico en Menorca

La histórica torre que construyeron los británicos en Menorca para defender la isla en el siglo XIX: hoy la puedes visitar

Fue levantada en los últimos meses del dominio británico, poco antes de que la isla volviera a manos españolas con el Tratado de Amiens de 1802

Foto: Torre de Fornells (menorca.es)
Torre de Fornells (menorca.es)

Durante la última y breve etapa en que Menorca volvió a estar bajo control británico, a partir de 1798, las autoridades militares emprendieron varias obras defensivas para reforzar la vigilancia costera ante posibles ataques napoleónicos. Una de las más destacadas fue la construcción de una torre de grandes dimensiones en el litoral norte de la isla. Levantada entre 1801 y 1802, esta fortificación fue concebida como un punto estratégico clave para proteger uno de los puertos naturales más resguardados del Mediterráneo, pero el contexto geopolítico cambió con rapidez: con la firma del Tratado de Amiens en marzo de 1802, Menorca fue devuelta definitivamente a la España y la torre apenas fue utilizada por las tropas británicas.

Se trata de la Torre de Fornells, una estructura militar de planta circular que aún se mantiene en pie y puede visitarse. Su construcción, influida por los modelos británicos del momento, destaca por sus grandes dimensiones y su singular diseño exterior, distinto al de otras torres del mismo periodo. Su base presenta un talud de refuerzo, mientras que el parapeto superior, en voladizo moldurado, se apoya completamente sobre ménsulas que sobresalen del paramento. Esta peculiaridad arquitectónica la convierte en una de las torres inglesas más reconocibles de Menorca.

En el interior de la torre se organizaban los espacios de forma funcional y jerarquizada. La planta baja estaba destinada a almacenes de pólvora, armas y víveres, y contaba con un sistema de poleas para trasladar la munición hasta los niveles superiores. La primera planta albergaba la sala del oficial, los alojamientos de la guarnición y una zona desde la que se podía obtener agua. También se encontraba la entrada principal, a la que se accedía mediante una escalera de madera desmontable, pensada para dificultar el acceso en caso de ataque enemigo.

Un horno de bala roja y defensa vertical

La parte superior de la torre se destinaba a la artillería. Desde la plataforma se podía disparar al menos un cañón protegido por un grueso parapeto que la rodeaba. En esta zona también se instaló un horno de bala roja, un sistema para calentar proyectiles hasta ponerlos al rojo vivo, con el fin de incendiar embarcaciones. Además, el matacán (una estructura también en voladizo apoyada en ménsulas) incluía pequeñas aberturas desde las que se podía defender en vertical la puerta principal, impidiendo que fuerzas enemigas pudieran forzar el acceso.

Foto: menorca-espana-inglaterra-recupero-influencia-cultural-1qrt-1tna

Tras pasar a manos españolas, la torre siguió integrada en el sistema defensivo de la isla, aunque con escasa actividad militar en décadas posteriores. Fue restaurada y abierta al público en el año 2000, incorporando un discreto sistema museográfico que permite al visitante recorrer sus tres niveles y conocer el contexto histórico en el que fue construida. La entrada general tiene un precio de 2,40 euros y ofrece una visita completa por sus espacios originales. Desde su azotea, las vistas del puerto de Fornells y del litoral norte menorquín completan una experiencia que combina divulgación y paisaje.

Durante la última y breve etapa en que Menorca volvió a estar bajo control británico, a partir de 1798, las autoridades militares emprendieron varias obras defensivas para reforzar la vigilancia costera ante posibles ataques napoleónicos. Una de las más destacadas fue la construcción de una torre de grandes dimensiones en el litoral norte de la isla. Levantada entre 1801 y 1802, esta fortificación fue concebida como un punto estratégico clave para proteger uno de los puertos naturales más resguardados del Mediterráneo, pero el contexto geopolítico cambió con rapidez: con la firma del Tratado de Amiens en marzo de 1802, Menorca fue devuelta definitivamente a la España y la torre apenas fue utilizada por las tropas británicas.

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