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Trampantojos únicos en plena Alcarria: el pueblo mural que es un museo al aire libre y está a solo hora y media de Madrid
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UN MUSEO AL AIRE LIBRE

Trampantojos únicos en plena Alcarria: el pueblo mural que es un museo al aire libre y está a solo hora y media de Madrid

A poco más de una hora de Madrid, hay un rincón donde las fachadas engañan al ojo. Un lugar diminuto, casi olvidado, que ha convertido sus muros en auténticas obras de arte

Foto: Fachada de una de las casas de este pueblo en plena Alcarria (asunvicenterios.blogspot.com)
Fachada de una de las casas de este pueblo en plena Alcarria (asunvicenterios.blogspot.com)

Parece un rincón perdido entre campos castellanos, una aldea sin pretensiones donde el tiempo se ha quedado a dormir. A primera vista, nada indica que haya allí una razón para detener el coche. Ni castillo, ni plaza mayor, ni rutas señalizadas. Pero basta un giro de cuello, un vistazo al muro de una casa cualquiera, para que la sorpresa se apodere del viajero. ¿Un niño soplando pompas de jabón desde una ventana? ¿Una panadería con panes recién horneados? El truco está en mirar dos veces.

Este lugar, a solo una hora y media de Madrid, esconde uno de los secretos mejor guardados de la provincia de Guadalajara. Se trata de Moranchel, una pedanía de apenas unas decenas de habitantes, incrustada en el corazón de la Alcarria. Allí, donde solo el canto de los pájaros interrumpe el silencio rural, el arte ha decidido echar raíces y pintar la memoria del pueblo en cada fachada.

Foto: El pueblo de Guadalajara donde ver la superluna de septiembre. (Sierra Norte Guadalajara)

Moranchel es tan pequeño que cuesta creer lo que ocurre allí. Pero precisamente en eso radica su encanto: sus calles tranquilas se han convertido en un museo al aire libre donde las paredes hablan, los muros engañan y las esquinas esconden historias de otra época. Todo gracias al talento de una vecina que ha hecho de su amor por el pueblo un regalo para quien se atreva a desviarse del camino.

Los trampantojos de Asun

La transformación de Moranchel comenzó en 2006, cuando Asunción Vicente Ríos, conocida como Asun, regresó al pueblo con un objetivo claro: devolverle la alegría que los años parecían haberle robado. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Cuenca y profesora de arte, Asun decidió que las fachadas del pueblo serían sus lienzos. Lo que empezó como una iniciativa personal, sin ayudas públicas ni institucionales, se ha convertido en una ruta artística única en España.

Inspirada por los murales del Valle del Loira en Francia, Asun optó por el trampantojo como lenguaje: esas pinturas que engañan al ojo y simulan realidades que ya no existen. Así nació, por ejemplo, la panadería que homenajea al último hornero del pueblo, con rosquillas, hogazas y dulces que parecen salir del muro. También la calle Buscarruido, donde dos niños, una con tirachinas y otro con pompas de jabón, parecen espiarte desde unas ventanas inexistentes.

Los murales no son simples decoraciones: cada uno guarda un fragmento de la historia de Moranchel. Desde la fuente desaparecida que reaparece como “fuente de los deseos” hasta bodegas y portones que narran la vida rural de antaño. Además, hay mensajes de crítica social, memoria familiar e incluso símbolos medioambientales, como aves en peligro de extinción o azulejos que reivindican valores perdidos. Todo, pintado a mano y de forma altruista, con la única ayuda de vecinos que colaboran con materiales. Asun no restaura sus obras; su arte es efímero, como lo fue la vida que retrata.

Qué ver en los alrededores y cómo llegar

Visitar Moranchel es solo el principio. A menos de 7 kilómetros está Cifuentes, con su castillo y su historia medieval. Si sigues la carretera, en apenas 17 minutos puedes llegar a las cascadas de Trillo, un rincón natural espectacular. Y a solo media hora en coche, Brihuega te espera con sus famosos campos de lavanda, sobre todo bellos en julio, o Sigüenza, ciudad medieval con una de las catedrales más imponentes de Castilla-La Mancha.

Otra opción es acercarse al embalse de la Tajera o hacer una ruta sencilla por la zona de los Frailes del Reato, a 15 minutos en coche. Para los que viajan en camper o autocaravana, las afueras del pueblo ofrecen espacios donde parar, y los vecinos no dudan en echar una mano si se les pregunta.

Moranchel, el pueblo de los murales de Asun, hechos con la técnica del trampantojo, bien merece una visita

Para llegar, basta tomar la A-2 desde Madrid y salir en el desvío 101 (Almadrones/Cifuentes), continuar por la N-204 y luego tomar la GU-924. En apenas 15 minutos desde la salida, habrás llegado. El primer mural de Moranchel puede aparecer antes incluso de que bajes del coche. Así que ya lo sabes: el arte también vive en las esquinas más insospechadas.

Parece un rincón perdido entre campos castellanos, una aldea sin pretensiones donde el tiempo se ha quedado a dormir. A primera vista, nada indica que haya allí una razón para detener el coche. Ni castillo, ni plaza mayor, ni rutas señalizadas. Pero basta un giro de cuello, un vistazo al muro de una casa cualquiera, para que la sorpresa se apodere del viajero. ¿Un niño soplando pompas de jabón desde una ventana? ¿Una panadería con panes recién horneados? El truco está en mirar dos veces.

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