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El palacio renacentista que chirría dentro de este monumento Patrimonio de la Humanidad: un capricho del emperador Carlos V para pasar los veranos
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El palacio renacentista que chirría dentro de este monumento Patrimonio de la Humanidad: un capricho del emperador Carlos V para pasar los veranos

Una obra renacentista sobresale en uno de los conjuntos arquitectónicos más emblemáticos del país. Su presencia fue fruto de una ambición imperial

Foto: El palacio renacentista que chirría dentro de este monumento Patrimonio de la Humanidad. (Alhambra y Generalife)
El palacio renacentista que chirría dentro de este monumento Patrimonio de la Humanidad. (Alhambra y Generalife)

Entre los muros de un conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, una construcción de estilo clásico destaca por su contraste visual y simbólico. Su arquitectura renacentista rompe con la armonía andalusí que define al enclave, convirtiéndose en un ejemplo de la ambición estética y política de su promotor. Concebido para proporcionar el máximo confort a la corte imperial durante los meses estivales, este edificio permanece como símbolo del poder y la ideología de su tiempo.

Se trata del Palacio de Carlos V, cuya construcción se inició en 1527 por orden del emperador. El antiguo Alcázar no reunía las condiciones necesarias, lo que llevó a proyectar una residencia más acorde a los estándares de la época. La obra fue confiada a Pedro Machuca, arquitecto formado en Italia, cuya visión unió la geometría del clasicismo con una disposición insólita: un cuerpo cuadrado con un patio circular central, elemento único en su estilo en toda España.

Una declaración de poder imperial

El palacio, de 63 metros de largo y 17 de alto, destaca por sus fachadas parcialmente decoradas, conectadas con el entorno nazarí. Su ejecución se prolongó durante siglos debido a la falta de fondos y conflictos que paralizaron las obras. Las portadas de mármol de Sierra Elvira, con relieves que evocan victorias cristianas y emblemas imperiales, refuerzan el mensaje simbólico de la edificación, que fue diseñada para integrarse, pero también imponerse, sobre la herencia islámica.

A pesar de su valor artístico, la presencia del Palacio de Carlos V en la Alhambra sigue generando opiniones encontradas. Su ruptura con el estilo original del conjunto ha sido interpretada como una declaración de supremacía cultural. No obstante, se le reconoce como una de las mejores muestras del Renacimiento español fuera de Italia, y como un reflejo del momento en que el poder imperial dejó su impronta en uno de los monumentos más emblemáticos de Granada.

Entre los muros de un conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad, una construcción de estilo clásico destaca por su contraste visual y simbólico. Su arquitectura renacentista rompe con la armonía andalusí que define al enclave, convirtiéndose en un ejemplo de la ambición estética y política de su promotor. Concebido para proporcionar el máximo confort a la corte imperial durante los meses estivales, este edificio permanece como símbolo del poder y la ideología de su tiempo.

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