El oasis que necesitas este verano está en Galicia: una cascada y unas pozas en las que darte un chapuzón en plena naturaleza

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Con la llegada del calor, muchos viajeros buscan alternativas a las playas masificadas o las piscinas urbanas. Galicia, tierra de contrastes y paisajes verdes, guarda en su interior un auténtico refugio natural perfecto para los meses estivales. En un entorno dominado por la vegetación autóctona y rodeado de antiguos muros de piedra, este rincón sorprende por la tranquilidad que ofrece y por la pureza de sus aguas. Una breve ruta de senderismo permite llegar a este enclave donde la naturaleza se muestra en estado puro.

Este espacio es conocido como las Pozas de Melón, situadas en la comarca del Ribeiro, al sur de la provincia de Ourense. Estas formaciones naturales nacen del paso del río Cerves, que desciende desde la Serra do Faro de Avión modelando el paisaje a su paso. A la altura de A Freixa, punto de acceso más cómodo, comienza un sendero que bordea el río y permite descubrir una sucesión de pozas y cascadas, ideales para quienes buscan refrescarse en aguas cristalinas rodeados de calma. La sombra de los árboles, junto con el rumor constante del agua, convierten este lugar en una escapada muy recomendable.

La cascada más alta de la zona

El recorrido finaliza en un paraje aún más sorprendente: la Fervenza de Tourón. Esta cascada, de quince metros de altura, es una de las más imponentes de Galicia. Accesible gracias a pasarelas de madera que recorren la garganta donde se encaja el río, este salto de agua añade un componente visual único al paseo. La ruta completa puede realizarse en poco más de una hora y no presenta grandes dificultades, por lo que resulta adecuada tanto para senderistas experimentados como para quienes simplemente desean disfrutar de la naturaleza sin complicaciones.

Más allá de su riqueza natural, el municipio de Melón ofrece un valioso patrimonio rural. Las construcciones de piedra, los hórreos centenarios y el Monasterio de Santa María, fundado en el siglo XII por la Orden del Císter, conforman un paisaje con historia. El conjunto arquitectónico y etnográfico que rodea a las pozas completa la experiencia. A solo media hora de Ourense, este oasis fluvial sigue siendo uno de los secretos mejor guardados del interior gallego.