La piscina natural de agua cristalina y frente al mar que es una joya: se puede acceder gratis y hay que ir sí o sí
Para todos aquellos que disfruten del senderismo, el esnórquel u otras actividades acuáticas, este es un lugar perfecto para disfrutar de una jornada de verano
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España está llena de playas que son un auténtico espectáculo. Desde calas escondidas en Menorca hasta kilómetros y kilómetros de arena en Cádiz y pasando por rincones volcánicos en Canarias. Lo cierto es que el litoral español ofrece auténticos paraísos que nada tienen que envidiar al Caribe. Pero hay joyas que, lejos de los focos y de los destinos más masificados, mezclan naturaleza, aguas transparentes y una experiencia única: como la de nadar en una piscina natural frente al mar.
Este pequeño milagro de la geografía está en Andalucía, concretamente en la playa del Molino de Papel, en la pedanía de Maro, dentro del término municipal de Nerja (Málaga). Lo que hace tan especial a este enclave no es solo su belleza, sino la existencia de una piscina natural que se ha formado junto al mar, separada tan solo por un estrecho muro de piedra natural.
@antoniolopzz8 Escaparos por ahí este veranito pero no se lo digáis a nadie 🤣
♬ оригинальный звук - sophia
La piscina no es fruto de la intervención humana, sino del tiempo y la erosión. De hecho, se ha formado por la confluencia del río La Miel y el arroyo de los Colmenarejos, cuya desembocadura ha ido dando una pequeña cueva junto a la playa. La barrera de rocas mantiene aislada el agua dulce, creando un estanque tranquilo donde refrescarse tras nadar entre las olas. Su tranquilidad la ha convertido ya en un lugar perfecto para practicar snorkel o simplemente relajarse flotando entre peces y burbujas.
La playa, que forma parte del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, ofrece cerca de 400 metros de costa compuesta por bolos, piedras de grano medio y arena oscura. Todo ello enmarcado por un paisaje de acantilados, vegetación y una calma que sorprende, sobre todo en verano. La razón es sencilla: no es un lugar de fácil acceso. Para llegar hay que dejar el coche en un carril de tierra y descender a pie por una pendiente de dificultad media.
Una joya completamente aislada
Este aislamiento relativo ha ayudado a conservar la playa prácticamente virgen. No hay chiringuitos ni hamacas ni duchas. Solo naturaleza, agua cristalina y silencio. Quienes decidan pasar el día aquí deben llevar lo necesario: agua, comida, gorra, protector solar y, sobre todo, respeto por el entorno. Es un espacio protegido y cualquier alteración —desde dejar residuos hasta mover piedras de la piscina— puede poner en peligro su delicado equilibrio.
A nivel visual, el lugar es impresionante. El contraste entre el azul turquesa del mar y el verde claro del agua dulce se une con el fondo de las montañas y la torre vigía Río de la Miel, una construcción del siglo XVIII que añade un punto de historia al paisaje. También se conservan restos del antiguo molino de papel que da nombre a la playa, testigos silenciosos del paso del tiempo.
Por ello, quienes disfruten del senderismo, el snorkel o la fotografía de paisajes les espera un escenario perfecto. Desde la propia playa se pueden emprender rutas por los acantilados cercanos o explorar en kayak las calas escondidas que salpican esta parte de la costa malagueña. La fauna marina, abundante y variada, es otro de sus grandes atractivos: no es raro ver bancos de peces entre las rocas o cangrejos escondidos bajo las piedras. Lo mejor de todo es que el acceso es totalmente gratuito y abierto durante todo el año.
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