La paradisíaca cala de Cataluña que te enamorará este verano: aguas turquesas, arena blanca y a solo 90 minutos de Barcelona
Turquesa, blanca y encajada entre pinares: así es una de las playas más espectaculares de Cataluña, que cada verano conquista a cientos de bañistas
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Considerada una de las mejores playas de España, la Cala d'Aiguablava de Begur, en el Baix Empordà (Girona), deslumbra por su arena blanca, aguas cristalinas y un entorno natural de postal. Ubicada a menos de dos horas de Barcelona, esta joya de la Costa Brava se ha convertido en destino imprescindible para quienes buscan una escapada veraniega sin salir de Cataluña.
Un rincón de postal con nombre propio
Su nombre ya lo dice todo: "Aiguablava" significa "agua azul" en catalán, una definición perfecta para esta cala de apenas 100 metros de longitud. Rodeada de acantilados y pinares que descienden hasta tocar el mar, ha sido reconocida por publicaciones como National Geographic y Condé Nast Traveler como una de las playas más bonitas de Cataluña. Su belleza natural, reforzada por la calidad de sus aguas, la convierte en un lugar habitual en las listas de destinos veraniegos más deseados de España.
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Accesos complicados y éxito viral
Su creciente popularidad ha traído consigo una masificación difícil de gestionar. Llegar en coche puede convertirse en una odisea en julio y agosto: tras recorrer una carretera estrecha desde Begur, muchos conductores se topan con un aparcamiento lleno desde primera hora.
Tras la odisea del aparcamiento, el gran reto es encontrar sitio en la playa
Desde el desvío de Fornells, una valla indica que ya no hay plazas, y muchos terminan estacionando en arcenes, con el riesgo de multa. Una opción más cómoda —aunque menos conocida por los turistas— es el autobús municipal, que recorre las calas del municipio. Otra alternativa es estacionar lejos y caminar unos diez minutos. A pesar del esfuerzo, el espectáculo visual al llegar compensa el trayecto.
Una cala deseada... y muy codiciada
Entre los acantilados de la Costa Brava, oculto tras una curva de vegetación mediterránea, se esconde un enclave que parece sacado de una postal caribeña. Rodeada de pinares y flanqueada por rocas anaranjadas, Aiguablava combina el carácter agreste del litoral catalán con la suavidad de un paisaje casi tropical. Esta cala se ha convertido en un fenómeno turístico que traspasa fronteras. Su fotogenia —potenciada por Instagram y TikTok— ha atraído a miles de visitantes cada verano.
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Quienes logran llegar, todavía deben enfrentarse a otro reto: encontrar sitio para extender la toalla. Más de la mitad de la playa está ocupada por hamacas con sombrilla que, desde hace un par de veranos, se alquilan por 25 euros. Esta concesión municipal ha generado debate entre los visitantes, que se lamentan de que hayan privatizado la playa.
Esta cala exige madrugar, planificar y a veces resignarse a disfrutarla desde el chiringuito
Quienes no encuentran hueco en la arena pueden buscar refugio en el restaurante Mar i Vent o reservar mesa en El Parador de Aiguablava, un hotel de cuatro estrellas con vistas privilegiadas y precios acordes a su exclusividad. Incluso hay quien llega en lancha desde el mar y accede mediante zodiacs privadas hasta la playa, evitando así las aglomeraciones. Aunque suene paradójico, lo que era un rincón escondido ahora requiere estrategia. En días de máxima afluencia, el paisaje se transforma: familias enteras bajan cargadas desde la carretera, cruzándose con quienes ya regresan, vencidos por el calor o la falta de espacio.
El paraíso tiene letra pequeña
Aunque su postal enamora y sus aguas turquesa invitan al baño, Aiguablava es también un reflejo del turismo de éxito, con sus virtudes y limitaciones. Su encanto natural sigue intacto, pero disfrutar de él requiere cada vez más planificación. Si buscas una playa de revista en Cataluña, este rincón del Baix Empordà te está esperando... siempre que madrugues.
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Pero su popularidad exige madrugar, planificar y, a veces, resignarse a disfrutarla desde el chiringuito o incluso desde el mar. Eso sí, quien logra sumergirse en sus aguas turquesas, difícilmente la olvida. Este verano, si buscas una escapada de playa cerca de Barcelona, Aiguablava promete enamorarte… aunque tengas que ganar la batalla por un hueco entre las rocas.
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