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El pueblo más infravalorado de Navarra que debes visitar este verano: alberga uno de los tesoros más imponentes del Camino de Santiago
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JUNTO A LA FRONTERA CON FRANCIA

El pueblo más infravalorado de Navarra que debes visitar este verano: alberga uno de los tesoros más imponentes del Camino de Santiago

Este pequeño pueblo de tan solo 20 habitantes esconde uno de los conjuntos monumentales más impactantes del norte peninsular y es el punto de partida del Camino de Santiago Francés

Foto: Vista aérea del conjunto monumental de este pueblo, rodeado de bosques atlánticos al pie del Pirineo navarro (ekolanda.com)
Vista aérea del conjunto monumental de este pueblo, rodeado de bosques atlánticos al pie del Pirineo navarro (ekolanda.com)

El pueblo más infravalorado de Navarra no aparece en los rankings turísticos masivos, pero encierra uno de los patrimonios más espectaculares del norte peninsular. Situado en pleno Pirineo navarro y con solo 20 habitantes, este enclave es una joya que muchos peregrinos descubren al comenzar el Camino de Santiago Francés.

Un entorno natural único con un aura legendaria

Roncesvalles, también conocido por su nombre en euskera, Orreaga, es mucho más que una parada jacobea. Entre hayedos, robledales y niebla perpetua, este pequeño núcleo rural guarda un legado histórico y espiritual que se remonta al siglo VIII, cuando tuvo lugar la célebre batalla que enfrentó al ejército de Carlomagno con los vascones. Desde entonces, su carácter fronterizo y su vocación de acogida han marcado su identidad.

Hoy en día, es el primer gran punto de encuentro para quienes cruzan la frontera desde Saint-Jean-Pied-de-Port y desean iniciar la ruta hacia Santiago de Compostela. El ambiente que se respira mezcla recogimiento, emoción y un profundo respeto por el patrimonio. No es casual que esté considerado uno de los pueblos más bonitos de Navarra.

La Colegiata de Santa María: epicentro monumental

El mayor tesoro de Roncesvalles es su imponente conjunto monumental. En el centro del mismo se alza la Colegiata de Santa María, una de las construcciones góticas más destacadas del Camino. Mandada erigir por Sancho VII el Fuerte en el siglo XIII, este edificio histórico fue concebido como hospital y refugio de peregrinos, y hoy acoge también su tumba en la Capilla de San Agustín.

La iglesia, con su bóveda de crucería, su claustro y sus vidrieras de colores, deja sin aliento al visitante. A su alrededor se encuentran otros espacios de gran valor simbólico y artístico: la Capilla del Espíritu Santo, la iglesia de Santiago, el Silo de Carlomagno o la Casa Prioral, donde se conserva el célebre Ajedrez de Carlomagno, una pieza románica de marfil de enorme valor histórico.

Una escapada perfecta para el verano

Además de historia, Roncesvalles ofrece naturaleza y senderos para todos los públicos. Las rutas que parten de la localidad permiten adentrarse en paisajes de postal, como el Bosque de Basajaunberro o los búnkeres de Burguete, vestigios de otros tiempos. La ubicación remota del pueblo, a los pies del Pirineo, garantiza una experiencia serena, lejos del bullicio y en pleno contacto con el entorno.

Para quienes buscan un destino con encanto, accesible desde Pamplona o Zaragoza, Roncesvalles es una opción singular. Su oferta de alojamiento y restauración, aunque limitada, permite disfrutar de la estancia con todas las comodidades: desde la Posada hasta el Hotel Roncesvalles, todo está pensado para acoger al visitante como se ha hecho durante siglos. Allí se podrán probar platos de la cocina tradicional navarra, desde alubias y carnes de la zona hasta migas, setas de temporada o sopas reconfortantes, todo con producto local y ambiente acogedor.

Cómo llegar a Roncesvalles

Para quienes viajan desde Madrid, el trayecto en coche dura unas cinco horas: se recomienda tomar la A-2 hasta Medinaceli y después enlazar con la AP-15 en dirección Pamplona, desde donde se sigue hacia Aoiz por la N-135 y luego por la carretera NA-140 hasta Roncesvalles.

Desde Pamplona, la distancia es de apenas 47 kilómetros. Se puede llegar en menos de una hora por la N-135, disfrutando además del paisaje navarro en todo su esplendor. La ruta pasa por Zubiri y Espinal antes de alcanzar la villa.

Desde Zaragoza, lo ideal es tomar la A-68 y luego la AP-15 hasta Noáin. A partir de ahí, se sigue por la A-21 y la NA-1720 hasta conectar con la N-135, que lleva directamente al destino. El trayecto por carretera se completa en unas dos horas y media.

El pueblo más infravalorado de Navarra no aparece en los rankings turísticos masivos, pero encierra uno de los patrimonios más espectaculares del norte peninsular. Situado en pleno Pirineo navarro y con solo 20 habitantes, este enclave es una joya que muchos peregrinos descubren al comenzar el Camino de Santiago Francés.

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