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El encantador pueblo de España que parece sacado de una postal y hay que visitar sí o sí: muy poco conocido y en plena naturaleza
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UNA JOYA IDEAL PARA VERANO

El encantador pueblo de España que parece sacado de una postal y hay que visitar sí o sí: muy poco conocido y en plena naturaleza

Este desconocido pueblo es toda una joya oculta de Cantabria que merece ser visitada por todos aquellos que buscan desconexión en plena naturaleza

Foto: Imagen de archivo de Mogrovejo
Imagen de archivo de Mogrovejo

Con las vacaciones a la vuelta de la esquina, muchos españoles empiezan ya a hacer planes para desconectar unos días. Algunos buscarán las clásicas playas del Mediterráneo, otros optarán por escapadas gastronómicas o por perderse en alguna capital europea. Sin embargo, hay quienes desean algo diferente: paisajes que parezcan de cuento, tranquilidad absoluta y una desconexión real sin masificaciones ni prisas.

Ahí donde aparece uno de los rincones más fascinantes y, a la vez, desconocidos de España: Mogrovejo. Situado en Cantabria, este pueblo parece suspendido en el tiempo, escondido entre montañas y rodeado de un entorno natural que deja sin aliento. Declarado conjunto histórico, caminar por sus callejuelas es como abrir una postal donde cada rincón merece una fotografía.

placeholder Imagen de archivo de Mogrovejo
Imagen de archivo de Mogrovejo

Ubicado en el municipio de Camaleño, en el corazón de Liébana y a los pies de los imponentes Picos de Europa, Mogrovejo es una aldea que parece detenida en el siglo XVI. Sus casas de piedra con balconadas de madera, su trazado medieval y su atmósfera silenciosa lo convierten en un destino ideal para los que buscan belleza en plena naturaleza. Y aunque muchos aún no han oído hablar de él, quienes lo descubren no pueden evitar recomendarlo.

Uno de los emblemas más reconocibles del pueblo es la Torre de Mogrovejo, una construcción defensiva del siglo XIII que se alza majestuosa sobre el caserío. Su silueta almenada y su ubicación estratégica ofrecen una imagen imponente, sobre todo con el telón de fondo de las montañas. En la zona, algunas casas señoriales y restos de edificaciones antiguas completan el conjunto monumental.

Foto: El pueblo de León que tiene un árbol milenario. (Montaña de Riaño)

Pero no todo es apariencia. Mogrovejo guarda una rica historia entre sus muros. La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVII, esconde un precioso retablo barroco y una talla flamenca de la Virgen que data del siglo XV.

Sus casas, típicas del estilo lebaniego, destacan por su arquitectura funcional y belleza rústica. Muchas de ellas aún conservan estructuras originales, con muros de barro y entramados de madera, además de accesos exteriores al segundo piso mediante patines, una clara influencia asturiana. No faltan tampoco elementos tradicionales como hórreos o antiguos hornos de pan que se conservan junto a las viviendas.

Naturaleza en estado puro

El gran atractivo de Mogrovejo no sería el mismo sin su entorno natural. Este enclave es perfecto para combinar turismo rural con senderismo, y la ruta "Bajo los Picos" es uno de sus mayores reclamos. Se trata de un itinerario circular de unos nueve kilómetros que comienza en lo alto del pueblo y permite disfrutar de vistas espectaculares, prados verdes, ríos, y la presencia constante de los Picos de Europa en el horizonte.

Además, al estar lejos de las grandes rutas turísticas, el silencio y la calma que se respiran en cada paso hacen que cada visitante sienta que ha descubierto un secreto bien guardado. Aquí, la desconexión no es un lujo, sino una consecuencia natural.

Aunque su tamaño es reducido, Mogrovejo tiene ese poder magnético que hace que el tiempo pase más despacio. Es el lugar perfecto para alojarse en una casona rural, desayunar con vistas a las montañas y explorar los alrededores sin prisa. Desde aquí se pueden hacer excursiones a Santo Toribio de Liébana, Potes o incluso acercarse al teleférico de Fuente Dé, pero muchos viajeros deciden no moverse demasiado y simplemente disfrutar de la esencia del lugar.

Con las vacaciones a la vuelta de la esquina, muchos españoles empiezan ya a hacer planes para desconectar unos días. Algunos buscarán las clásicas playas del Mediterráneo, otros optarán por escapadas gastronómicas o por perderse en alguna capital europea. Sin embargo, hay quienes desean algo diferente: paisajes que parezcan de cuento, tranquilidad absoluta y una desconexión real sin masificaciones ni prisas.

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