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El pueblo más infravalorado de Navarra: en la ruta de las brujas y perfecto para una escapada en verano
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TRAS LA SOMBRA DEL AQUELARRE

El pueblo más infravalorado de Navarra: en la ruta de las brujas y perfecto para una escapada en verano

Ha permanecido durante años fuera del radar turístico, pese a su riqueza paisajística y su vínculo con leyendas de brujería. Hoy, emerge como un destino perfecto para perderse en verano, entre montañas, caseríos y rutas olvidadas

Foto: Imagen del pueblo situado a unos 50 kilómetros de Pamplona, en plena Sierra de Aralar (iStock)
Imagen del pueblo situado a unos 50 kilómetros de Pamplona, en plena Sierra de Aralar (iStock)

España sigue revelando sus secretos más inesperados a través de sus pueblos olvidados, aquellos enclaves que, a pesar de su riqueza histórica y paisajística, permanecen al margen de las rutas turísticas tradicionales. Entre montañas silenciosas, valles escondidos y senderos que aún conservan el eco de antiguas leyendas, existen lugares que resumen la esencia más pura de lo rural. Lejos del bullicio de los destinos masificados, estas pequeñas localidades conservan un patrimonio vivo, donde el tiempo parece detenerse para contar historias de fuego, piedra y superstición.

Areso ha sido elegido como la villa más infravalorada de Navarra, una joya escondida entre montañas que combina historia, paisajes rurales y leyendas ancestrales. Aunque su nombre apenas figura en las guías de viaje, este enclave del valle de Leitzaran ofrece una experiencia distinta, perfecta para descubrir durante una escapada estival.

placeholder Casas tradicionales de piedra con tejados a dos aguas y huertas cultivadas definen el paisaje de Areso (Turismo de Navarra)
Casas tradicionales de piedra con tejados a dos aguas y huertas cultivadas definen el paisaje de Areso (Turismo de Navarra)

Entre montañas, leyendas y arquitectura rural

Este pequeño municipio fronterizo, afectado por las guerras del pasado, renació tras un incendio provocado por las tropas francesas en 1794. Desde entonces, sus caseríos de piedra y calles adoquinadas han conservado una armonía visual que refleja la arquitectura del siglo XVIII. A pesar de su historia convulsa, Areso mantiene intacto su encanto, con casas que se escalonan por las laderas y huertas que completan un entorno pintoresco.

Uno de los símbolos del pueblo es la iglesia de la Asunción, de estilo neoclásico y ubicada en lo alto del núcleo urbano. Reformada con tonos llamativos, conserva un baptisterio medieval y una torre donada por un indiano. También destacan el Ayuntamiento de estilo rococó, varias casas de emigrantes retornados de América y un lavadero octogonal construido en 1916, que dan cuenta de su pasado humilde y emprendedor.

placeholder Interior de la iglesia de la Asunción, en Areso (Turismo de Navarra)
Interior de la iglesia de la Asunción, en Areso (Turismo de Navarra)

El corazón de la ruta de las brujas

Areso forma parte de la ruta de las brujas de Navarra, una tradición que sitúa antiguos aquelarres en las cuevas del monte Ulizar. Como respuesta, se erigió una ermita en la cima para santificar el lugar, cuyos restos aún pueden visitarse. El cercano puente medieval de Latsé y la naturaleza que envuelve al pueblo invitan a caminar por senderos históricos como la Vía Verde del Plazaola o las antiguas cañadas trashumantes, ideales para el senderismo.

Sin la masificación de otros rincones turísticos de Navarra, Areso es una opción perfecta para quienes buscan tranquilidad y autenticidad. Lejos de los circuitos habituales, esta localidad ofrece paisajes frescos, patrimonio rural y conexión con la naturaleza, elementos que lo convierten en un refugio veraniego para amantes de la historia, el senderismo y las escapadas de fin de semana.

Foto: La charca de Cernégula era un lugar de reunión para las brujas (Google Maps)

La cocina de Areso, como en tantos rincones del norte navarro, se basa en productos de proximidad y recetas heredadas de generaciones. En sus mesas no faltan los clásicos de la gastronomía vasco-navarra, como el cordero al chilindrón, los pimientos rellenos o la trucha del río Astomela, preparada al estilo tradicional. También destacan las menestras de verduras de temporada, con borrajas y cardo como protagonistas, y los postres caseros como la cuajada o el requesón con miel de la zona.

Además, en fechas señaladas o tras las rutas de senderismo, los visitantes pueden disfrutar de platos de cuchara como el ajoarriero o el caldo de habas, que se sirven en los pequeños bares y casas rurales del municipio. Todo ello regado con vinos de la cercana zona media navarra o sidra local, en un ambiente familiar y acogedor que completa la experiencia rural.

Foto: Interior del restaurante navarro ubicado en una antigua venta del siglo XIX, distinguido por la Guía Michelin (baztan-bidasoa.com)

Cómo llegar desde Pamplona

Para visitar Areso desde Pamplona, basta con tomar la autovía A-15 en dirección a San Sebastián. El trayecto es de aproximadamente 40 minutos en coche, recorriendo unos 50 kilómetros entre bosques y montañas del norte navarro.

La salida más cercana es la salida 127 hacia Lekunberri, desde donde se accede a la NA-1300 que atraviesa el valle de Leitzaran hasta llegar al núcleo urbano de Areso. El camino es sencillo, bien señalizado y ofrece vistas espectaculares del entorno natural que rodea esta localidad fronteriza.

España sigue revelando sus secretos más inesperados a través de sus pueblos olvidados, aquellos enclaves que, a pesar de su riqueza histórica y paisajística, permanecen al margen de las rutas turísticas tradicionales. Entre montañas silenciosas, valles escondidos y senderos que aún conservan el eco de antiguas leyendas, existen lugares que resumen la esencia más pura de lo rural. Lejos del bullicio de los destinos masificados, estas pequeñas localidades conservan un patrimonio vivo, donde el tiempo parece detenerse para contar historias de fuego, piedra y superstición.

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