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El "lago más bonito de Europa" está más cerca de lo que piensas: un paraíso de cuento en tierra de dragones
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El "lago más bonito de Europa" está más cerca de lo que piensas: un paraíso de cuento en tierra de dragones

Con una isla en el centro, vistas de postal y una tarta de crema que enamora, este rincón natural se ha convertido en uno de los destinos más deseados del verano

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Hay lugares que parecen sacados de un cuento, y el Lago Bled, en Eslovenia, es uno de ellos. Rodeado por los majestuosos Alpes Julianos, con una isla en el centro coronada por una iglesia barroca, este rincón esloveno se ha ganado el título de “el lago más bonito de Europa” por méritos propios. Y no solo por su belleza: aquí se come genial, se puede nadar, remar, caminar e incluso patinar en invierno.

Lo que hace especial a este lago es que es perfecto para pasar el día entero. Sus aguas cristalinas reflejan el verde de los bosques y el blanco de las montañas. Lo ideal es llevar comida y bañador para relajarse al sol, aunque también hay restaurantes espectaculares en los alrededores. Si quieres vivir la experiencia completa, puedes subir a una pletna —una barca de madera tradicional— y visitar la iglesia que se alza en el centro de la isla. “Te costará unos 15 euros, pero la vista desde allí es espectacular”, comenta Deivid, el autor de un vídeo en TikTok que lo califica como “el lago más bonito de toda Europa”.

La Iglesia de la Asunción, construida en el siglo XVII, es el emblema del Lago Bled. Para llegar, hay que subirse a una de esas barquitas pilotadas por remeros locales. Ya en la isla, toca subir los 99 escalones hasta el campanario, un esfuerzo físico que sin duda merece la pena. Además, según cuenta la leyenda, una viuda fundió todo su oro para crear una campana dedicada a la Virgen María, pero esta se hundió en el lago durante una tormenta. Dicen que quien la encuentre verá cumplidos sus deseos.

Hay zonas habilitadas para el baño, sobre todo en la orilla sur, y si te va la aventura, puedes alquilar un kayak o apuntarte a un descenso en cañón

Si se busca una panorámica imponente, el Castillo de Bled es una parada imprescindible. Elevado sobre un acantilado, las vistas del lago y los Alpes desde allí son inolvidables. Dentro de sus murallas hay museos, exposiciones y una taberna donde se puede disfrutar de la mejor comida eslovena en un ambiente medieval. Es un plan perfecto para quienes quieran empaparse de historia y gastronomía.

Senderismo y baño

Otra forma de descubrir Bled es dar la vuelta completa por el sendero que bordea el lago. Son unos seis kilómetros que se pueden recorrer en poco más de una hora. Por el camino hay bancos, zonas de picnic y miradores como Ojstrica o Mala Osojnica, desde donde se obtienen las mejores fotos. Si prefieres algo más tranquilo, también puedes ir al “corazón de Bled”, una estructura con forma de corazón desde la que enmarcar la isla en tus fotografías.

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Foto: iStock.

Cuando suben las temperaturas, el lago invita a darse un chapuzón. Hay zonas habilitadas para nadar, sobre todo en la orilla sur, y si te va la aventura, puedes alquilar un kayak transparente o apuntarte a un descenso en cañón. También está Straza Hill, una colina al lado del lago desde la que se lanza un tobogán de verano que serpentea entre los árboles. Además, es una zona perfecta para hacer rutas de senderismo o descansar en las zonas de picnic.

Foto: El lago Bled, un enclave salido de un cuento de fantasía, pero afincado en Eslovenia. (iStock)

Pero si hay algo que conquista de verdad es la comida. Los restaurantes del lago ofrecen platos típicos como truchas, setas, quesos y embutidos locales. Y el protagonista absoluto es el kremšnita, una tarta de crema con hojaldre y nata que se ha convertido en símbolo culinario de la región. “Comerse una tarta de crema en el Café Belvedere a los pies del lago es uno de los mejores planes”, aseguran quienes lo visitan. También se pueden probar vinos blancos locales como el rebula o cervezas artesanales y licores tradicionales.

En los meses más fríos, el lago a veces se congela por completo. Si el hielo es lo suficientemente grueso, se puede patinar sobre él. Vivir esa experiencia con las montañas nevadas de fondo es algo que no se olvida fácilmente. Y si se tiene tiempo, los alrededores de Bled merecen mucho la pena. La Garganta de Vintgar, el Lago Bohinj, la cascada Savica o la Iglesia de Jamnik son algunos de los lugares mágicos que completan la escapada. Llegar al Lago Bled es muy sencillo. Desde Liubliana, la capital de Eslovenia, se puede ir en autobús, tren (con transbordo desde Lesce-Bled), coche o con excursiones organizadas. Por primera vez este verano, la turoperadora Soltour ofrece viajes directos a Liubliana, lo que hace que visitar este rincón mágico de Europa sea aún más fácil.

Hay lugares que parecen sacados de un cuento, y el Lago Bled, en Eslovenia, es uno de ellos. Rodeado por los majestuosos Alpes Julianos, con una isla en el centro coronada por una iglesia barroca, este rincón esloveno se ha ganado el título de “el lago más bonito de Europa” por méritos propios. Y no solo por su belleza: aquí se come genial, se puede nadar, remar, caminar e incluso patinar en invierno.

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