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La impresionante piscina natural que tienes que visitar sí o sí: muy cerca de este precioso pueblo y con una cascada gigante
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La impresionante piscina natural que tienes que visitar sí o sí: muy cerca de este precioso pueblo y con una cascada gigante

A pesar de que el camino desde el parking es de unos 4 kilómetros, el trayecto es ideal incluso para quienes no están acostumbrados a andar largas distancias

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Aragón es un destino que nunca decepciona cuando lo que se busca son unos días de desconexión en plena naturaleza. Con paisajes que van desde los Pirineos hasta los valles del Matarraña, esta región ofrece rincones poco conocidos que parecen sacados de una postal. Y si para todos aquellos que lo que les gusta es descubrir parajes vírgenes, hay un lugar que debería estar marcado en los mapas como una visita obligatoria.

A pocos minutos del encantador pueblo de La Portellada, en la comarca turolense del Matarraña, se esconde el Salt de la Portellada, una joya natural que deja con la boca abierta a todos los que la visitan. Se trata de una cascada de más de veinte metros de altura que dota de vida a una piscina natural de aguas turquesas, donde el río Tastavins se lanza sobre una poza rodeada de roca esculpida por la erosión.

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Lo mejor de todo es que llegar hasta ella es bastante sencillo. Basta con tomar la carretera TE-V-3004, que une La Portellada con Valderrobres, y seguir el desvío señalizado que lleva por un camino forestal. Desde allí, el recorrido a pie es de apenas 1,5 km, lo que se traduce en unos 15 o 20 minutos de paseo entre campos de almendros y olivares.

Aunque el trayecto total (ida y vuelta) es de unos 4 kilómetros si se cuenta desde el cruce de la carretera, el camino es ideal incluso para quienes no están acostumbrados a largas caminatas. Eso sí, es recomendable llevar calzado cómodo, agua, algo de comida y, por supuesto, escarpines o chanclas para moverse con seguridad por las zonas húmedas.

Foto: Descubre el lugar perfecto para relajarse a 1 hora y media de Madrid. (Castilla Termal Brihuega)

Al llegar al Salt, la recompensa única. El sonido del agua cayendo sobre la poza, la brisa fresca y el color turquesa convierten este rincón en un lugar perfecto para darse un baño en plena naturaleza. Y si hay suerte y ha llovido en las últimas semanas, se puede disfrutar del espacio aún más.

Un refugio poco masificado y perfecto para desconectar

Uno de los grandes atractivos del Salt de la Portellada es su tranquilidad. El aparcamiento, que se encuentra a medio kilómetro del cruce de la carretera, no es muy grande, lo cual limita el número de visitantes y mantiene el entorno libre de masificaciones.

Además, la zona cuenta con una diversidad de flora y fauna ideal para los amantes del campo. Es muy fácil toparse con aves como el triguero, el cernícalo o la cogujada común. Y si estás atento, incluso podrás ver algún alcaudón o un carbonero revoloteando entre los árboles.

Lo ideal es dedicarle al menos medio día a este lugar. Lo más común es llevar la comida, disfrutar de un picnic en plena naturaleza y refrescarse en la poza mientras contemplas la cascada. Eso sí, no hay que olvidar la crema solar y recoger todo para ayudar a conservar este entorno privilegiado.

El Salt de la Portellada es uno de esos secretos bien guardados de Aragón, un paraje natural que combina belleza, tranquilidad y accesibilidad. Muy cerca de uno de los pueblos más bonitos del Matarraña, esta impresionante piscina natural es perfecta para desconectar, respirar aire puro y dejarse maravillar por lo que la naturaleza aragonesa tiene que ofrecer.

Aragón es un destino que nunca decepciona cuando lo que se busca son unos días de desconexión en plena naturaleza. Con paisajes que van desde los Pirineos hasta los valles del Matarraña, esta región ofrece rincones poco conocidos que parecen sacados de una postal. Y si para todos aquellos que lo que les gusta es descubrir parajes vírgenes, hay un lugar que debería estar marcado en los mapas como una visita obligatoria.

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