El infravalorado pueblo de Burgos en el que darte un baño en un lago rosa: bajo la sombra de un castillo y rodeado de sal
Pocos lugares en España pueden presumir de un fenómeno visual tan insólito. En lo alto de una villa burgalesa se esconde una experiencia acuática que desafía la gravedad
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Flotar sin esfuerzo, rodeado de salinas milenarias y bajo la mirada de una fortaleza medieval, es una experiencia que muchos viajeros desconocen que puede vivirse en un rincón del norte peninsular. Aunque los lagos rosados suelen asociarse al litoral mediterráneo, existe un paraje castellano que esconde uno de los fenómenos naturales más singulares de España, con aguas teñidas de rosa y una historia profundamente ligada a la sal.
Poza de la Sal: el secreto geológico de Burgos
Ubicada en el corazón de La Bureba, Poza de la Sal es una villa burgalesa que sorprende por su lago rosado, cuya alta concentración de sal permite flotar como en el Mar Muerto. El color de sus aguas se debe a la presencia de Artemia salina, un diminuto crustáceo que aporta un tono rosáceo al paisaje. Esta poza natural, situada en las antiguas salinas del pueblo, se ha convertido en uno de los rincones más fotogénicos y curiosos de Castilla y León, atrayendo a quienes buscan experiencias únicas en entornos naturales preservados.
El nombre del pueblo no es casual. Desde la época romana, Poza de la Sal fue uno de los centros productores de sal más importantes del norte de España, gracias a un diapiro que empuja sal gema hacia la superficie. Durante siglos, esta sal se transportó a lomos de mula a regiones como Galicia y Asturias. Aunque la producción cesó oficialmente en 1974, varias estructuras han sido restauradas, como el Centro de Interpretación de las Reales Salinas, donde se puede conocer el antiguo proceso de extracción y bañarse en una piscina salina que reproduce las condiciones del entorno original.
Entre murallas medievales y la huella de un naturalista
Dominando el perfil del pueblo se alzan los restos del Castillo de los Rojas, construido en el siglo XIV para proteger las salinas, declarado Bien de Interés Cultural. Desde sus alturas se disfruta de una vista inigualable del valle. Además, Poza de la Sal es la localidad natal de Félix Rodríguez de la Fuente, figura clave en la divulgación de la naturaleza en España. El espacio que lleva su nombre ofrece una visita imprescindible para comprender la conexión entre el entorno, la fauna ibérica y el legado de un lugar que, a pesar de su tamaño, conserva intacta su esencia histórica y natural.
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