La aventura de la familia que está dando la vuelta al mundo en velero: "Leo vive en el barco desde que tiene nueve días"
Carmen, Uri y Leo llevan más de un año viajado a bordo de su velero. Han llegado a Guatemala y volverán a España para pasar los últimos meses de su segundo embarazo allí
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Carmen, Uri y Leo forman una pequeña familia que está dando la vuelta al mundo a bordo de un velero. Contactar con ellos no es imposible gracias a que tienen conexión a internet, ya sea a través de Starlink o activando la prioridad móvil y pagando por cada giga consumido. Con Carmen hablo cuando llegan a Belice, después de pasar 32 horas navegando. Están agotados.
Leo tiene tres años recién cumplidos y para él es normal vivir en un barco porque, aunque todavía es pequeño, lleva toda la vida haciéndolo. "Lleva viviendo en el barco desde los nueve días de vida, o sea que para él esto es la normalidad absoluta. Lo lleva superbién, le encanta. Para un niño es una gozada estar con mamá y papá viendo cada día, por ejemplo, mantarrayas, tiburones nodriza, tortugas e iguanas... Cada día hay algo que hacer y algo que vivir. Yo creo que lo disfruta mucho", explica Carmen, su madre.
Más de un año lleva ya esta familia inmersa en su gran proyecto de vuelta al mundo, pero su aventura comenzó mucho antes, cuando Carmen y Uri se conocieron, en 2019. La idea de dar la vuelta al mundo a vela la había tenido él, la compartió con Carmen y a ella le pareció una propuesta estupenda. Siendo los dos unos auténticos fanáticos de viajar, consiguieron comprarse el barco (el Forquilla) en 2020 y, desde entonces, no han parado de ir de un lado para otro. "Desde junio de 2020 hasta abril de 2024 estuvimos viajando por el Mediterráneo. Nosotros trabajamos en la industria cinematográfica, así que hacíamos proyectos, pero los ratos en los que parábamos, volvíamos al barco y navegábamos durante unos tres meses", asegura Carmen.
En ese primer viaje, Carmen y Uri hicieron "bastante parte de la costa española, mucho del Mediterráneo, Córcega, Cerdeña, isla de Elba, toda la costa italiana y la francesa. También hicimos en otra ocasión Sicilia, las islas Eolias...". Al principio, viajaban los dos solos y, cuando nació Leo, el niño se convirtió en uno más de la tripulación.
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El Forquilla, según Carmen, es una embarcación resistente. Uri es el capitán de este barco del año 2003 que tiene tres camarotes, dos baños y un salón comedor con cocina. Está superequipado gracias a que han dedicado mucho tiempo a su preparación y su exterior es de fibra de vidrio: "Hay otros materiales más resistentes como el aluminio o el acero, pero como no vamos a enfrentarnos a icebergs y demás, cumple con su función porque nuestro plan siempre ha sido navegar por las zonas cálidas del planeta. Se ha portado como un campeón en estos 4 años".
Aunque Uri es el capitán (tiene los títulos de Patrón de Embarcaciones de Recreo, Patrón de Yates y Capitán de Yate), Carmen también sabe navegar (ha navegado a motor desde pequeña y tiene el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo desde los 18 años); pero desde que nació su hijo, es él quien se ocupa de ello. Por salud física y mental, esta pareja ha decidido dividirse las tareas. Ella se encarga más del niño y él del barco, aunque "los dos ayudamos obviamente al otro porque él es el padre de Leo y yo soy la única tripulante del Forquilla".
Antes de lanzarse con él a esta aventura, leyeron muchos libros, estudiaron mucho, vieron muchos tutoriales de YouTube y han desmontado el barco por completo
El barco se lo conocen los dos de punta a punta. Antes de lanzarse con él a esta aventura, leyeron muchos libros, estudiaron mucho, vieron muchos tutoriales de YouTube y lo han desmontado por completo; expresa Carmen: "Lo conocemos como a nosotros mismos prácticamente. Hemos hecho algunos cursos pequeños muy chulos de mecánica de la escuela Neptuno en Barcelona y hemos ido haciendo otros de radio. Ha habido un poco de todo".
Más de un año de vuelta al mundo y un embarazo
La vuelta al mundo la empezaron en abril de 2024 en Barcelona. De allí fueron a las Islas Baleares, luego a Alicante, recorrieron el sur de España y Portugal hasta cruzar a Madeira. A continuación, fueron a Islas Salvajes, después a Tenerife, Lanzarote, Fuerteventura y Las Palmas de Gran Canaria. "En Gran Canaria estuvimos bastante tiempo porque desde ahí es donde iniciamos el cruce del Atlántico, que lo cruzamos con la ARC Plus, que es un rally muy guay. O sea, que cruzamos con un montón de barcos y un montón de niños, separados, pero a la vez juntos de algún modo. Llegamos a Cabo Verde. Estuvimos siete días de navegación sin ver tierra", recuerda la protagonista de esta historia.
Pararon unos cinco días en Cabo Verde y de allí viajaron a Granada, en el Caribe. Carmen saca las cuentas de los días que han pasado: "En total el cruce del Atlántico fueron 24 días. Y de ahí hemos hecho todas las Antillas Menores, de sur a norte. Acabamos al norte con Antigua, luego cruzamos las Islas Vírgenes Británicas, también San Martín e isletas que había por ahí. Después cruzamos a República Dominicana, luego subimos hacia el norte, Islas Turcas y Caicos, Bahamas, Cuba, de Cuba a México, de México a Belice y ahora de Belice a Guatemala".
"Navegar en temporada de huracanes es muy peligroso. Así que dejaremos el barco allí y volveremos a España"
En Guatemala dejarán el barco durante la temporada de huracanes, que empieza en unos días. "En estas zonas, navegar en temporada de huracanes es muy peligroso. Así que dejaremos el barco allí y volveremos a España", manifiesta. A España volverán en avión y siendo casi cuatro, ya que Carmen se ha quedado embarazada a bordo del Forquilla y los últimos meses de embarazo espera pasarlos en su país.
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El seguimiento médico del embarazo alrededor del mundo ha sido un gran reto, casi tanto como criar a su hijo de tres años. Como cualquier niño, Leo necesita atención las 24 horas del día, todo ello mientras tienes que navegar, declara su madre: "Yo no conozco mucha gente que con un hijo de tres años siga pasando 24 horas al día, 7 días a la semana con él; con todo lo que eso conlleva... que somos unos privilegiados y a la vez los niños son absolutamente agotadores".
Los niños son muy curiosos, hacen muchas preguntas, y Leo no es menos: "Necesitan aprender, preguntan, quieren hacer, quieren saber y quieren hacer todo lo que tú haces... y lidiar con eso todo el día es complicado, sobre todo en momentos de estrés, momentos en los que tienes que llevar un barco para adelante, llevas toda la noche sin dormir... No siempre es fácil". Con una segunda "criatura" en camino, este reto se complica todavía un poquito más.
"Hemos tenido que hacer análisis en Guadalupe, hemos tenido que hacer ecografía en República Dominicana, otra ecografía en Islas Turcas y Caicos... Ha sido una locura"
Hasta ahora, Carmen cuenta, ha vivido un embarazo de locura: "Hemos tenido que hacer análisis en Guadalupe, hemos tenido que hacer ecografía en República Dominicana, otra ecografía en Islas Turcas y Caicos... Ha sido una locura porque además adoro el sistema de salud que tenemos en España, pero todo es vía telefónica cuando estás a distancia". Y el problema es que contactar por teléfono, desde España, a alguien que se encuentra en un velero no solo es complicado (a veces imposible), sino también carísimo: "Aunque quisiera gastarme 30.000 euros en una llamada telefónica, no puedo porque no tengo ni siquiera datos, no tengo en línea en determinados países".
Por tanto, uno de los protagonistas de su embarazo ha sido la incertidumbre, pero, asegura, "por suerte tenía la experiencia del primero". A pesar de que esa experiencia haya mejorado su vivencia, cuenta ya los días que le faltan para ver a una comadrona y a una ginecóloga. "Ha sido un poco locura y, sobre todo, muy caro hacer todo esto en diferentes países, pero bueno, ya está hecho, y parece que el pequeñajo o la pequeñaja viene superbién. Viene sano y ya no para de dar patadas".
El día a día a bordo no es sencillo
Si nunca has estado en un barco como el Forquilla es normal hacerse preguntas como: "¿Cómo se consigue agua potable, dónde guardan los alimentos o de dónde sacan la electricidad?". Emprender una aventura como esta requiere una gran preparación y durante la misma se adquieren importantes conocimientos que ayudan a responder a esas preguntas.
Para tener agua, explica Carmen, "nosotros tenemos un depósito de 450 litros de agua, los cuales vamos rellenando en puertos; pero es verdad que ya no vamos mucho a puerto, entonces tenemos una desalinizadora a bordo, cogemos el agua de mar, la desalinizamos y esa es el agua de consumo. Rellenamos las botellas (llevamos unas 24 botellas de agua a bordo de litro y medio cada una)".
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En cuanto a la obtención de electricidad, cuentan con dos placas solares muy potentes, un molino de viento y un sistema de baterías de litio que es puntero en el mercado. "La verdad que con eso vamos superbién, no hemos tenido ningún problema de electricidad a bordo", manifiesta Carmen. Es más, la cocina del velero es de inducción y no les ha dado ningún problema; ni el horno.
"Pescamos mucho, así que parte de la proteína que consumimos es eso"
Tampoco tienen problemas con el abastecimiento de comida. Detalla que tienen "una gran despensa debajo de la cama que rellenamos muchísimo, en este caso en Canarias. Y vamos rellenando cuando encontramos sitios con supermercados grandes y muy bien de precio. También pescamos mucho, así que parte de la proteína que consumimos es eso". Para deshacerse de los residuos, bajan y buscan un punto limpio para tirar la basura que han almacenado a bordo. Tienen que guardar la basura hasta que llegan a tierra, es por eso que se preocupan mucho de limpiarlo todo bien para que no huela (sobre todo los plásticos) y "el residuo orgánico va al mar".
Sin embargo, lo que más echan de menos es estar tranquilos. "El otro día tuvimos una experiencia horrible, la olla exprés explotó, nos dio un susto increíble, pensamos que le había pasado algo a Leo, no había hospitales cerca... Vives todo el rato un poco con el corazón en un puño", relata Carmen. Aunque no le pasó nada a nadie, por suerte, tuvieron que limpiar toda la casa durante horas y, por la noche, soplaba muchísimo viento, el ancla "empezó a garrear, el barco se iba. Tuvimos que levantarnos, encender el motor, recoger el ancla, tirarla otra vez. A las 3:00 horas de la mañana nos volvió a pasar lo mismo, tuvimos que dar la vuelta a la isla para irnos al otro lado. A las 4:30 h. se despertó Leo, al final se volvió a dormir hasta las 6:00h. O sea, no dormimos nada. Cuando tienes noches así, lo único que desearías es estar en una casa en tierra y descansar, y no enfrentarte todos los días a la pura supervivencia".
Aunque ellos en redes sociales muestran la cara más bonita de su aventura, pasan muchos momentos de lucha "contra los elementos". "Es verdad que la experiencia tiene muchas cosas que son difíciles. Lógicamente, la vida en tierra es más fácil, es la parte que quizás echamos de menos; junto con algunos alimentos", confiesa Carmen. A pesar de ello, de los momentos de debilidad, jamás se han arrepentido de haber comenzado este viaje: "Te arrepientes 5 minutos, porque luego te acuerdas de todo lo bueno y y se te pasa. Es un poco lo mismo que la maternidad".
¿Hasta cuándo?
Que vuelvan a España durante la época de huracanes no quiere decir que su vuelta al mundo termine. Es más, no saben cuándo acabará esta aventura y esa es una de las cosas que a la pareja le gusta de este proyecto, explica ella: "Lo que más nos ha gustado siempre de esto es que va en función de lo que nos apetezca a nosotros. Nadie nos obliga a seguir o a parar". Esta incertidumbre hace que Carmen no sepa qué responder a la pregunta de cómo han pensado enfocar la educación de su hijo: "No lo sabemos porque tampoco sabemos cuánto va a durar esta aventura, si nos estableceremos en algún punto del extranjero o volveremos a España.
Lo decidirán cuando el momento se acerque, todavía tienen más de tres años por delante para pensarlo. "Decidiremos si hacemos educación a distancia, si paramos en un colegio por el mundo, si volvemos a España... No nos preocupa demasiado porque ya te digo que de momento es un niño superavanzado para su edad en cuanto a conocimientos. No sé si tiene todos los que se esperaría, pero tiene muchos que no se esperan y al final lo importante es que aprenda lo que tiene alrededor, se empape de su entorno y en eso es un un crack. Es un niño muy inteligente, superobservador y el día que quiera estudiar de forma reglada no tendrá ningún problema", sostiene Carmen.
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Para que este viaje continúe, sus protagonistas necesitan financiación, y para conseguirla les ha servido mucho tener un perfil en redes sociales al que siguen más de 277.000 personas en Instagram y 140.000 en TikTok. Gracias a sus redes sociales, han conseguido muchos patrocinadores que les "ayudaron a equipar el barco, entonces parte de los ahorros que teníamos pensados para esto no los tuvimos que gastar, además de que nunca habríamos gastado tanto, es decir, está más equipado de lo que esperábamos. Y, aparte de eso, sí que ha habido parte de inversión económica". También trabajan escribiendo artículos para revistas, han sacado un cuento que se llama Leo el pirata y, a pesar de todo, "seguimos tirando de ahorros, tampoco te voy a engañar".
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Entonces, ¿cuándo terminará esta locura? Ni Carmen, ni Uri, ni Leo tienen respuesta para esta pregunta. "Nuestro proyecto siempre está abierto a que decidamos las personas que somos en el momento en el que estamos. Las personas que empezaron a preparar este viaje en el año 2020 no son las personas que hoy están en este viaje ni lo serán dentro de 5 años", reconoce Carmen. Y añade: "Hay muchos lugares que nos apetece conocer y muchas experiencias que nos gustaría vivir, pero iremos decidiendo en base a las necesidades que tengamos a bordo, lo que nos apetezca, lo que queramos... y durará lo que tenga que durar y esa es la maravilla más grande. Tenemos que ser dueños de nuestro tiempo, que es lo único que realmente vale la pena porque todo lo demás es efímero".
De momento, aunque ahora van a pasar una temporada en España coincidiendo con el final de su embarazo, tienen ganas de seguir, de disfrutar y de descubrir qué les depara la siguiente aventura.
Carmen, Uri y Leo forman una pequeña familia que está dando la vuelta al mundo a bordo de un velero. Contactar con ellos no es imposible gracias a que tienen conexión a internet, ya sea a través de Starlink o activando la prioridad móvil y pagando por cada giga consumido. Con Carmen hablo cuando llegan a Belice, después de pasar 32 horas navegando. Están agotados.