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Estas son las 7 maravillas naturales de Cantabria que tienes que visitar al menos una vez en la vida
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DUNAS Y ACANTILADOS

Estas son las 7 maravillas naturales de Cantabria que tienes que visitar al menos una vez en la vida

Montañas escarpadas, acantilados de vértigo y bosques que parecen sacados de otro continente. Cantabria alberga algunos de los paisajes más espectaculares del norte de España

Foto: Un día de fuerte oleaje en la Costa Quebrada, en Liencres, Cantabria (EFE)
Un día de fuerte oleaje en la Costa Quebrada, en Liencres, Cantabria (EFE)

Paisajes únicos, rutas espectaculares y espacios protegidos convierten a Cantabria en un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza. Desde playas vírgenes hasta cumbres con vistas de vértigo, la comunidad cántabra esconde siete rincones que ofrecen experiencias inolvidables en cualquier época del año.

Dunas, marismas y vistas privilegiadas

La Ría de Oyambre, también conocida como Ría de la Rabia, es uno de los humedales más valiosos del litoral cantábrico. Forma parte del Parque Natural de Oyambre y se extiende entre San Vicente de la Barquera, Valdáliga y Comillas. Su singularidad paisajística se completa con la playa de Oyambre, un extenso arenal de más de dos kilómetros rodeado de dunas bien conservadas.

Gracias a su recuperación medioambiental, la zona ha recuperado los ciclos de marea y la biodiversidad de sus marismas. Desde los miradores y senderos se puede contemplar la transición entre estuario, dunas y acantilados, culminando en el cabo Oyambre, con una de las mejores vistas de los Picos de Europa, la mayor formación caliza de la Europa atlántica.

La puerta de entrada a las grandes alturas

En el corazón del valle de Liébana se encuentra Fuente Dé, punto de partida de una de las ascensiones más populares a los Picos de Europa. El teleférico, que salva más de 750 metros de desnivel, ofrece una panorámica imponente antes de comenzar la ruta hacia el collado de Horcados Rojos.

El sendero atraviesa lagunas glaciares y pedreras mientras deja atrás vistas inolvidables del Canal del Duje y los Puertos de Áliva. Desde la cima, los excursionistas más experimentados pueden continuar hacia la Torre de Horcados Rojos o simplemente admirar el Naranjo de Bulnes desde la lejanía.

Entre acantilados y gargantas

La Costa Quebrada, entre Santander y Cuchía, despliega un paisaje cambiante de playas, arcos naturales, acantilados y formaciones kársticas que asombran a cada paso. Este tramo de litoral, que ya es oficialmente Geoparque Mundial de la UNESCO, ofrece una decena de rutas señalizadas, además de visitas guiadas durante el verano.

Foto: Vista de un fuerte oleaje en la Costa Quebrada, en la localidad cántabra de Liencres. (EFE)

Por su parte, el Desfiladero de La Hermida —el más largo de España— esculpe un cañón de 21 kilómetros a lo largo del río Deva. La verticalidad de sus paredes calizas y la riqueza forestal que lo rodea lo convierten en un paraíso para escaladores, senderistas y amantes de la mitología cántabra, con leyendas como la del Ojáncanu resonando entre sus paredes.

Collados del Asón y Parque Natural Saja-Besaya: entre cuevas y hayedos

El Parque Natural de los Collados del Asón, en el municipio de Soba, es uno de los mejores ejemplos de relieve kárstico del norte peninsular. Desde la cascada donde nace el río Asón hasta los sistemas de cuevas subterráneas, este enclave ofrece un universo de simas, torcas y dolinas que fascinan a geólogos y espeleólogos.

Más al oeste, el Parque Natural Saja-Besaya destaca por sus 24.500 hectáreas de bosques caducifolios, zonas de pasto y pueblos con encanto como Bárcena Mayor. Las rutas que lo atraviesan, como la de los puentes o Fuente Clara, permiten adentrarse en la esencia del paisaje cántabro entre robles, hayas y leyendas de monte.

Bosque de secuoyas: un rincón inesperado de gigantes

En pleno Monte Cabezón se alza un bosque de secuoyas que parece sacado de California. Con 850 ejemplares que superan los 40 metros de altura, este paraje fue plantado durante el franquismo como experimento forestal y declarado Monumento Natural en 2003.

Foto: Foto: iStock

La visita, sencilla y apta para todos los públicos, invita a perderse entre troncos colosales y senderos perfectamente señalizados. Un mirador y zonas de descanso completan la experiencia en este espacio singular que sorprende por su escala y tranquilidad.

Estas siete joyas naturales representan no solo la diversidad paisajística de Cantabria, sino también el compromiso de la región con la conservación de su patrimonio ambiental. Desde las cumbres de los Picos de Europa hasta la quietud del bosque de secuoyas, cada uno de estos espacios ofrece una experiencia única que refuerza el valor de la naturaleza como motor de identidad, desarrollo sostenible y atracción turística.

Paisajes únicos, rutas espectaculares y espacios protegidos convierten a Cantabria en un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza. Desde playas vírgenes hasta cumbres con vistas de vértigo, la comunidad cántabra esconde siete rincones que ofrecen experiencias inolvidables en cualquier época del año.

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