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Parece Bali, pero está en España y hay que visitarlo sí o sí: el pueblo lleno de miradores y entre palmeras que es una joya
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Parece Bali, pero está en España y hay que visitarlo sí o sí: el pueblo lleno de miradores y entre palmeras que es una joya

Así es la calle más larga de España: tiene 19 kilómetros, une dos mares y parece que estás en Miami BeachEl pueblo de interior de España

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(Fuente: iStock)

A pesar de que existe la idea de que hay que cruzar miles de kilómetros para descubrir las joyas turísticas más sorprendentes, lo cierto es que muchas están más cerca de lo que la mayoría de la gente piensa. Entre riscos, palmerales y playas volcánicas, hay un lugar en España que muchos podrían confundir con Bali a simple vista y a juzgar por una fotografía. Pero no hace falta cruzar medio mundo para disfrutar de paisajes tropicales, aguas cristalinas y rincones que parecen sacados de una película.

Este destino no solo ofrece playas únicas, sino también historia, cultura y una gastronomía que se mezcla la tranquilidad de la playa y la montaña. Miradores suspendidos entre valles verdes, senderos que atraviesan bosques primitivos y leyendas que han pasado de generación en generación. Todos aquellos que lo visitan, repiten. Y no es para menos. Se trata de Valle Gran Rey, un municipio situado en el suroeste de la isla de La Gomera que merece ser descubierto sin prisa.

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(Fuente: iStock)

Valle Gran Rey es uno de esos lugares donde la naturaleza y la historia van de la mano. El nombre del municipio hace referencia al líder indígena Hupalupa, figura clave en la rebelión de los gomeros en 1488. Ahora, siglos después, este territorio mantiene un equilibrio entre lo tradicional y lo salvaje, con un paisaje que se caracteriza por casas blancas y terrazas de cultivo que sorprenden incluso al viajero más experimentado.

Las playas son otros de sus grandes tesoros. Desde la Playa de Vueltas, ideal para familias, hasta La Calera, la más amplia del municipio, y por supuesto, la salvaje Playa del Inglés, perfecta para ver puestas de sol espectaculares. No hay que olvidar tampoco el Charco del Conde, una piscina natural donde, según la leyenda, se bañaba el Señor de La Gomera. Hoy es un rincón tranquilo y seguro para los más pequeños.

Miradores que quitan el aliento

En cada punto del municipio, los miradores son los grandes protagonistas. El más conocido, el Mirador de El Palmarejo, fue diseñado por César Manrique y ofrece una panorámica impresionante del barrio de Guadá, con su arquitectura tradicional. Además, su diseño se integra con respeto en el entorno, un ejemplo de armonía entre el arte y la naturaleza.

También destacan el Mirador de Piedras Hincadas, desde donde se puede divisar el caserío de Alojera y una gran parte del Parque Nacional de Garajonay, o el Mirador de El Santo, ubicado en la zona de Arure, que ofrece una de las vistas más impactantes del valle de Taguluche.

Foto: Muralla medieval de este pueblo catalán, con sus torres y portales perfectamente conservados (femTurisme.cat)

Lejos de los circuitos turísticos más concurridos, Valle Gran Rey ha sabido mantener toda su autenticidad. Su población, que ha crecido ligeramente en los últimos años, se reparte entre pequeños caseríos y barrios costeros que conservan el espíritu isleño. Aquí no hay prisas ni aglomeraciones.

Además, para los amantes del senderismo y la naturaleza, el municipio ofrece acceso directo al Parque Nacional de Garajonay, Patrimonio de la Humanidad, con sus bosques de laurisilva y rutas que parecen de otro mundo. Todo ello sin renunciar a la buena mesa: el queso gomero, los pescados frescos y los mojos canarios acompañan cada jornada de exploración.

A pesar de que existe la idea de que hay que cruzar miles de kilómetros para descubrir las joyas turísticas más sorprendentes, lo cierto es que muchas están más cerca de lo que la mayoría de la gente piensa. Entre riscos, palmerales y playas volcánicas, hay un lugar en España que muchos podrían confundir con Bali a simple vista y a juzgar por una fotografía. Pero no hace falta cruzar medio mundo para disfrutar de paisajes tropicales, aguas cristalinas y rincones que parecen sacados de una película.

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