Parece Costa Rica, pero está en España: el paraíso oculto entre el mar y la montaña con playas volcánicas, palmeras y avistamiento de cetáceos

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Playa, montaña, barrancos y selva en un solo lugar. Aunque suene a algún rincón perdido del sudeste asiático, lo cierto es que este paraíso natural se encuentra en territorio español y ofrece todo lo que buscan los viajeros que sueñan con desconectar. Aquí no hay grandes hoteles ni hordas de turistas; lo que hay es calma, mar de fondo, palmeras y cielos anaranjados al atardecer. La carretera que lleva hasta este rincón ya anticipa la belleza: curvas infinitas entre riscos verdes, balcones naturales y miradores que cortan el aliento.

El entorno es tan exuberante que cuesta creer que no esté en alguna postal del Caribe o de Costa Rica. La vegetación es tropical, las casas se asoman escalonadas por los muros del barranco, y el mar golpea con suavidad la costa de arena negra. Aquí conviven pescadores de toda la vida con senderistas que han cambiado los Alpes por las islas, familias que buscan tranquilidad y amantes de la naturaleza que vienen atraídos por una promesa casi mágica: ver ballenas en libertad.

Este lugar que parece un espejismo exótico se llama Valle Gran Rey, y está en La Gomera, una de las islas menos masificadas del archipiélago canario. A pesar de que cada vez más viajeros descubren sus encantos, sigue conservando ese aire puro y sincero que ofrece ser un pueblo protegido por la montaña y abrazado por el mar. Un sitio donde aún se puede escuchar el silencio.

Qué ver en Valle Gran Rey

• Playas que enamoran a simple vista: las playas de Valle Gran Rey son de postal. El Charco del Conde, con su piscina natural y aguas tranquilas, es ideal para familias y niños pequeños. Si se busca algo más amplio, Playa de Vueltas se extiende junto al muelle, con arena negra fina y la posibilidad de ver mantelinas y chuchos nadando cerca de la orilla. La Calera ofrece una opción cómoda cerca del pueblo, mientras que Playa del Inglés se mantiene salvaje, con nudistas conviviendo en armonía y un atardecer que tiñe la montaña de rojos imposibles.

• Historia viva entre piedras y barrancos: la escultura de Hautacuperche, en La Puntilla, recuerda la rebelión indígena gomera contra el dominio castellano. También merece una visita la Ermita de San Antonio de Padua, símbolo del conflicto por el agua entre el Valle Alto y el Bajo, hoy reconvertido en un mirador a un exuberante palmeral.
• Miradores que dejan sin respiración: antes de llegar a la costa, hay que hacer una parada en el Mirador de El Palmarejo, una obra del artista César Manrique que ofrece vistas panorámicas de todo el valle. También destaca la Curva del Queso, otro punto elevado desde donde se contempla la inmensidad del barranco, con sus bancales cultivados y palmeras verticales.

• Un tesoro geológico único: se trata de una formación volcánica en forma de tubos de órgano, tallada por la lava y el mar hace millones de años. Este monumento natural, que solo se puede admirar desde el mar, recibe el nombre de Los Órganos. Desde el Puerto de Vueltas zarpan excursiones hacia este espectáculo natural, cuya visión es uno de los grandes premios del viaje.

Qué hacer en Valle Gran Rey

Las aguas del suroeste gomero son uno de los mejores puntos de Europa para el avistamiento de cetáceos. Diferentes embarcaciones ofrecen salidas para ver delfines, calderones o incluso ballenas piloto. La experiencia, con comida a bordo y guía, se convierte en uno de los recuerdos más imborrables del viaje.

Valle Gran Rey no necesita artificios para deslumbrar. Es un rincón que atrapa

Los más activos pueden alquilar un kayak y recorrer la costa desde la Playa de Vueltas. El mar, normalmente en calma, permite disfrutar sin sobresaltos de un entorno donde el océano Atlántico se funde con las montañas verdes. También se puede practicar paddle surf o simplemente zambullirse entre rocas y cuevas naturales.