El desconocido pueblo de Castilla y León que tienes que visitar una vez en la vida: con una bonita ermita de cruz griega de medio siglo y en un paraje natural impresionante

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Entre montañas y pinares del norte de Soria se encuentra una localidad que parece sacada de otra época. Su trazado urbano, las casonas de piedra blasonadas y una iglesia con planta de cruz griega convierten este destino rural en uno de los más singulares de Castilla y León. Con apenas 158 habitantes, ofrece al visitante un entorno sereno donde la historia y la arquitectura tradicional conviven con un paisaje de gran valor ecológico.

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Sara Castellanos

Hablamos de Molinos de Duero, una villa que conserva intacto su carácter señorial. La Iglesia de San Martín de Tours, levantada en el siglo XVI, es una joya gótica que destaca por su diseño de cruz griega y su torre de tres cuerpos. Además de su importancia arquitectónica, este templo guarda detalles ornamentales renacentistas y barrocos que reflejan siglos de historia. El edificio preside un conjunto urbano repleto de casas nobles construidas entre los siglos XVI y XVIII, muchas de ellas con escudos familiares en sus fachadas.

Historia carreteril y arquitectura tradicional

La localidad fue un enclave clave en la Real Cabaña de Carretería, actividad que la convirtió en un centro logístico de primer orden durante el siglo XVIII. De aquella época aún se conservan viviendas de sillería con amplios zaguanes, balconadas de madera y chimeneas tradicionales. La más emblemática es la Real Posada de la Mesta, cuya estructura fue reproducida en el Pueblo Español de Barcelona como modelo de arquitectura soriana. En el actual Ayuntamiento, antiguo pósito comarcal, una estatua ecuestre de San Martín recibe al visitante desde lo alto de su fachada.

Fuera del núcleo urbano, Molinos de Duero ofrece rutas naturales como el paseo del Santo Cristo, que conecta con Salduero y pasa por una pequeña ermita compartida entre ambos municipios. El entorno cuenta también con la llamada Fuente del Cojo, ubicada en pleno pinar, y vestigios de una calzada romana que se dirige hacia Vinuesa. Todo ello configura un lugar que aúna patrimonio, naturaleza y tradición, ideal para una escapada tranquila y enriquecedora.