De la fuente del amor a las ruinas de un castillo: el rincón de Málaga que es un gran desconocido

• Tienes que verlo una vez en la vida: el bonito pueblo de España custodiado por dos colosos y con impresionantes vistas
• El bar de tapas donde tienes que comer sí o sí en Granada: cumple las 3B (bueno, bonito y barato)

Un rincón blanco y silencioso, encaramado en la Axarquía malagueña, guarda tras sus muros siglos de historia, senderos entre olivares y una leyenda que todavía hoy se transmite de boca en boca. Quienes recorren sus calles estrechas se topan con señales de un pasado árabe que no se ha borrado, mientras la promesa de un deseo cumplido flota entre las piedras y el rumor del agua.

Arenas, en el interior de Málaga, forma parte de la Ruta Mudéjar y conserva uno de los patrimonios arquitectónicos más singulares de la comarca. En su pedanía Daimalos, la conocida Fuente del Amor atrae a visitantes curiosos. La leyenda cuenta que “quien bebe de sus aguas, encuentra pareja”, origen que se remonta a tiempos musulmanes y cuya historia aún se recuerda entre los vecinos del lugar. La fuente, del siglo XII, sigue manando al pie de un alminar reconvertido en campanario.

Una fortaleza con siglos de historia

A pocos kilómetros, en lo alto de un cerro, se levantan los restos del Castillo de Bentomiz, una de las fortalezas más grandes de la provincia. Su origen se remonta a los íberos y fue clave en la revuelta de Ibn Hafsun durante el siglo IX. Con dos recintos diferenciados y estructuras que recuerdan a los castillos de Zalía y Comares, Bentomiz protegía tanto a la población como al ganado en épocas de conflicto. Las vistas desde la cima permiten abarcar toda la comarca y parte del litoral malagueño.

El conjunto urbano de Arenas completa la visita con su iglesia de Santa Catalina Mártir, levantada sobre una antigua mezquita y rehabilitada tras un incendio en el siglo XX. Su gastronomía, marcada por recetas tradicionales como el chivo con almendras o las migas con arenques, y festividades como la Feria de la Mula o la Candelaria, invitan a descubrir un modo de vida anclado en la memoria. El mes de mayo es especialmente recomendable para disfrutar de este entorno natural e histórico, accesible por carretera desde Málaga capital.