Un secreto bajo tierra en Toledo: el hallazgo arqueológico al que puedes acceder gratis si te decimos dónde
Un rincón oculto del casco antiguo conserva los restos de un pasado que muchos creían perdido. Apenas visible a simple vista, su acceso es libre, pero pocos saben dónde buscar
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Toledo aún guarda secretos bajo sus calles más transitadas, algunos tan discretos que pasan desapercibidos incluso para quienes conocen bien la ciudad. En una plaza sin apenas señalización, bajo unas tablas de madera desgastadas, se encuentra uno de los enclaves más enigmáticos del legado hebreo toledano. Aunque a simple vista podría parecer una estructura olvidada, quienes se asoman descubren una historia milenaria marcada por la fe, el exilio y el silencio.
Allí permanecen los restos de la sinagoga del Sofer, un espacio de oración y escritura vinculado a los escribas del judaísmo medieval, redescubierto en pleno siglo XXI. El hallazgo confirmó lo que algunos textos antiguos ya intuían: que bajo la actual plaza del Reencuentro se conservaban muros, estancias domésticas y un pozo que formaban parte de la vida cotidiana de la comunidad sefardí. Elementos como un horno, un granero y siete tinajas excavadas en bodega confirman el uso intensivo del edificio antes de su desaparición.
Un acceso gratuito que esconde abandono
Los visitantes pueden contemplar este patrimonio subterráneo de forma libre, pero sin ningún tipo de protección ni información contextual. Guías turísticos y expertos como el historiador Jean Passini han advertido del deterioro progresivo del lugar, donde se acumulan residuos, maleza y pintadas que ponen en peligro su conservación. A través de las rendijas del pavimento se cuela basura que termina contaminando unos restos cuya importancia cultural debería haber justificado su protección institucional desde el primer momento.
El acceso a este enclave es gratuito, aunque no hay indicaciones para llegar ni paneles que expliquen su historia. Basta con situarse entre las calles del Ángel y Reyes Católicos, buscar una plaza sin nombre dedicado al monumento, y asomarse para descubrir un fragmento olvidado de la judería toledana. Un lugar que, a pesar del abandono, continúa siendo un símbolo latente de la convivencia cultural en la ciudad y cuya recuperación sigue pendiente.
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