La llaman la "Capilla Sixtina de las bibliotecas": una joya renacentista para descubrir en Madrid este fin de semana

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Madrid es una ciudad envuelta en riqueza patrimonial, literatura y un ambiente cosmopolita que cada año atrae la atención de miles de turistas internacionales. Según los últimos datos del INE, y tal como recoge el Ayuntamiento de Madrid, el número de viajeros extranjeros aumentó en marzo un 3,8% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que las pernoctaciones subieron un 2,7%.

Durante el Siglo de Oro, la villa capitalina se convirtió en un hervidero cultural que aglutina una gran variedad de disciplinas. Tertulias y cafés de la época como El Café de El Príncipe acogieron a importantes literatos como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Góngora. Fue en el Barrio de las Letras, también conocido como el de las Musas o del Parnaso, donde se reunía la élite intelectual y donde hoy pisamos sobre sus versos más sonados que están impresos sobre el asfalto. "¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla...?", puede leerse en la calle Huertas, recordando a José Zorrilla y su Don Juan Tenorio.

A tan solo 47 kilómetros de Madrid en coche se encuentra una joya renacentista que por su singular belleza ha sido bautizada como la "Capilla Sixtina de las bibliotecas". Al abrigo del monte Abantos y Las Machotas, hallamos este colosal tesoro que alberga una de las colecciones más valiosas del patrimonio madrileño. A pesar de que este centro neurálgico del conocimiento ha sufrido incendios a lo largo de los tiempos, esta obra emblemática siempre se ha mantenido intacta.

Un santuario del conocimiento y la historia

Fundada por el rey Felipe II, acoge en su interior 40.000 volúmenes, más de 7.000 grabados y 600 incunables. Para descubrir la Biblioteca Laurentina (Avenida Don Juan de Borbón y Battenberg, 1), primero deberás emprender el camino y cruzar la sierra madrileña hasta llegar a San Lorenzo de El Escorial. Allí, en el majestuoso monasterio mandado construir por el monarca apodado como "El Prudente", se esconde una de las bibliotecas más impresionantes del Renacimiento europeo. Sus techos decorados con frescos, sus estanterías de maderas nobles y su colección de manuscritos y libros antiguos te invitan a viajar en el tiempo y sumergirte en el saber de siglos pasados.

Al cruzar el umbral de la puerta, la Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial obliga al visitante a alzar la mirada hacia las estanterías que ocupan un espacio que antaño fue recorrido por reyes y nobles que se movían por la ciudad con carrozas y carruajes tirados por caballos. El 2 de noviembre de 1984 el Real Sitio fue declarado Patrimonio de la Humanidad, lo que también incluye a su biblioteca.

Los libros están colocados al revés para realzar los frescos

Una de las estancias que captan la atención del público es el Salón de Frescos de la Real Biblioteca de El Escorial, con una bóveda de cañón dividida en siete tramos. Los frescos renacentistas, elaborados por el pintor manierista Pellegrino Tibaldi y sus adjuntos, entre los que se encontraba Bartolomé Carducho, representan las Siete Artes Liberales: Trivium (Gramática, Retórica, Dialéctica) y Quadrivium (Aritmética, Música, Geometría, Astrología). La iconografía fue cuidadosamente diseñada por el arquitecto Juan de Herrera y el erudito Fray José de Sigüenza, quienes plasmaron a sabios de la Antigüedad, figuras históricas y alegorías del conocimiento.

Cada escena está cargada de simbolismo: no solo se honra a quienes contribuyeron al desarrollo intelectual de la humanidad, sino que se presenta el conocimiento como un camino hacia la verdad y, en última instancia, hacia Dios. La disposición de las figuras, los colores, los gestos, todo está pensado para elevar el pensamiento, para inspirar al lector, al estudioso, al visitante.

Así, el Salón de Frescos no solo protege libros valiosísimos —muchos de ellos manuscritos únicos, en latín, árabe, hebreo o griego—, sino que envuelve al visitante en una atmósfera donde arte y conocimiento se funden. Es un lugar que no solo se contempla, sino que se siente. Una invitación a mirar hacia arriba, literalmente, y descubrir que, en El Escorial, la sabiduría también se escribe en el techo.

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S. R.

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En la Biblioteca Laurentina los libros están colocados al revés. En lugar de mostrar el lomo, enseñan el borde dorado de las páginas. No es casualidad: cuentan que ese dorado refleja la luz natural y realza los frescos del techo, haciendo que arte y conocimiento se iluminen mutuamente. Un detalle casi escondido que convierte esta biblioteca en un rincón lleno de secretos y belleza silenciosa.

La entrada general cuesta 14 euros, pero los miércoles y domingos, el acceso es gratuito, si acudes de 15 a 19 horas. El salón principal de la Biblioteca, conocido por sus espectaculares frescos y su atmósfera solemne, forma parte del recorrido turístico del Monasterio de El Escorial. Esto significa que cualquier visitante puede maravillarse con este espacio durante el horario habitual de visitas (martes y domingos, de 10 a 17 h), sin necesidad de acceso especial.