El castillo del siglo IX en España que esconde una experiencia única para pasar la noche con vistas de ensueño: escondido en el pueblo más antiguo de Barcelona

• Descubre la Capadocia catalana: un espectacular paraje de escalada a solo una hora de Tarragona
• El pueblo de veraneo que fascinó a Vargas Llosa en la Costa Dorada: un refugio costero donde escribió sus obras más emblemáticas

Fortaleza medieval, leyendas románticas y un interior digno de la nobleza catalana. Todo esto espera al visitante en un lugar insólito de la provincia de Barcelona, a apenas una hora de la capital catalana. Un enclave histórico que se alza sobre un cerro estratégico, desde el que se contempla el valle del Cardener, y que se ha convertido en uno de los Paradores Nacionales más singulares de España.

Se trata del Parador de Cardona, una joya patrimonial enclavada en un castillo del siglo IX que ha sobrevivido a guerras, asedios y al paso del tiempo sin perder ni un ápice de su carácter. Dominado por torres, fosos y murallas góticas, su estructura no solo impresiona por fuera: al cruzar sus puertas, el viajero se sumerge en un ambiente que combina la estética medieval catalana con comodidades contemporáneas.

Sus estancias están decoradas con mobiliario de madera maciza, evocando épocas pasadas, aunque sin renunciar a la modernidad: climatización, ascensores y televisión conviven con tapices y arcos de piedra. Todo ello en un entorno donde no falta la magia. De hecho, uno de sus mayores atractivos es la torre Minyona, en la que —según la leyenda— fue encerrada la hija del señor feudal por enamorarse de un joven musulmán. Cuentan también que la habitación 712 esconde apariciones inexplicables que alimentan los relatos de fantasmas entre huéspedes curiosos.

Un escenario de cine que conquistó a Orson Welles

El castillo, que sirvió como escenario para Campanadas a medianoche de Orson Welles por su atmósfera auténtica y sobria, alberga además un tesoro del románico lombardo catalán: la Colegiata de San Vicente. Este templo milenario, anexo al parador, es visitable y aporta aún más profundidad histórica a una escapada que va mucho más allá del simple turismo rural.

La experiencia se completa con una propuesta gastronómica anclada en la tierra. El restaurante del Parador apuesta por la cocina tradicional catalana con platos como la escudella con galets, la paletilla de cabrito asado a baja temperatura o el timbal de mató con miel de flores. Todo se degusta bajo una galería de arcos que transporta al comensal a los banquetes de los antiguos duques de Cardona.

Y si bien el castillo atrae por sí solo, el entorno de Cardona no se queda atrás. Declarado Bien Cultural de Interés Nacional, su casco antiguo invita a perderse por calles empedradas, plazas históricas y portales de casas nobles. La localidad nació como burgo en el siglo IX y mantiene viva su esencia sin haber caído en las garras del turismo masivo.

Uno de los secretos mejor guardados del municipio es la Montaña de Sal, un diapiro único en Europa que permite al visitante adentrarse en antiguas minas potásicas y contemplar un universo subterráneo de estalactitas y vetas salinas. No es de extrañar que figuras históricas como Catón el Viejo ya mostraran fascinación por este fenómeno natural.

Cardona, conocida como la ciudad de la sal, combina patrimonio, naturaleza y tranquilidad. Quienes buscan una escapada auténtica, con historia en cada piedra y vistas que dejan sin aliento, encontrarán en su Parador una experiencia única. Porque dormir dentro de un castillo milenario, con vistas de ensueño al valle, no es algo que pueda hacerse todos los días.