Parece Suiza pero está en España: el desconocido pueblo en un desfiladero que es una joya donde solo viven 12 personas

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El turismo rural está viviendo uno de sus mejores momentos. Cada vez son más los viajeros que cambian la ciudad por rutas de montaña, casas de piedra, pueblos con pocos habitantes y paisajes que parecen sacados de una postal. Asturias, Cantabria y Castilla y León lideran este 'boom' relacionado con este tipo de escapadas, que normalmente no aparecen tanto en las grandes guías, pero que dejan huella en todos aquellos disfrutan de la experiencia. Y dentro de este mapa de joyas escondidas, el norte de España guarda rincones tan espectaculares que muchos los comparan con Suiza, aunque estén a pocas horas en coche.

Uno de esos lugares se encuentra en pleno Parque Nacional de los Picos de Europa. En esta pequeña aldea solo viven doce personas durante todo el año y está situada sobre el Desfiladero del Cares. Para llegar hasta allí, hay que conducir por una carretera tan estrecha como espectacular. Se trata de Camarmeña y es uno de los secretos mejor guardados del concejo de Cabrales, en Asturias.

El paisaje que rodea este pequeño pueblo parece sacado de una postal propia de Los Alpes. Desde su mirador, situado justo al borde del caserío, se puede contemplar una de las mejores vistas del Naranjo de Bulnes (Picu Urriellu), rodeado por la Canal del Tejo y los Collados. Es ese tipo de imagen que obliga a todos los que pasan por allí a parar, respirar hondo y sacar la cámara.

Camarmeña está a unos 426 metros de altitud y se accede por una desviación de la carretera que va de Arenas de Cabrales hasta la Central Hidroeléctrica de Poncebos. Desde allí, una subida de unos dos kilómetros lleva hasta esta aldea de piedra. La sensación al llegar es de desconexión total. Y es que no hay no comercios, ni cobertura móvil en muchos puntos, ni rastro de masificación.

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A pesar de que a día de hoy es un remanso de paz con apenas una docena de vecinos, Camarmeña tuvo mucha más vida en el pasado. Lo demuestra su iglesia medieval de San Pedro, su capilla y la arquitectura tradicional que aún se conserva. Además, hay que tener en cuenta que la actividad ganadera sigue viva entre quienes resisten aquí todo el año. Y como no podía ser de otra manera, también se elabora el famoso queso Cabrales, con su característico sabor intenso y su maduración en cuevas naturales.

Más allá del turismo de disfrute y relajación, Camarmeña es también punto de paso para quienes se lanzan a la Ruta del Cares o emprenden la subida a Bulnes por la Canal del Tejo, una de las rutas de montaña más conocidas de España. En verano, el número de visitantes crece, y algunas casas rurales ofrecen alojamiento con vistas al Picu Urriellu, perfectas para quienes buscan desconectar sin renunciar a lo mejor del confort.

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Otro de los grandes atractivos es el canal de agua que baja desde Caín y que alcanza su punto más alto, justo en Camarmeña, para luego precipitarse de forma casi vertical hasta la central hidroeléctrica de Poncebos. Es un espectáculo poco conocido que añade aún más valor natural a este lugar.

Y cada 15 de agosto, el pueblo celebra su fiesta en honor a Nuestra Señora de la Asunción, una jornada sencilla pero entrañable en la que vecinos y visitantes comparten comida, música y tradiciones. Pero el resto del año, Camarmeña es pura tranquilidad y sosiego.