Descubre la Capadocia catalana: un espectacular paraje de escalada a solo una hora de Tarragona
Un paisaje de agujas imposibles, cuevas escondidas y vistas sobrecogedoras ha llevado a muchos a comparar este rincón de Tarragona con la célebre región turca
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Un rincón salvaje, poco conocido y con paisajes que parecen sacados de otro continente, aguarda a menos de 90 minutos de Tarragona. Sus siluetas rocosas evocan las célebres chimeneas de hadas de Turquía, pero aquí no hay hoteles excavados en piedra ni globos aerostáticos. Hay, en cambio, una belleza más sobria y un desafío más directo: conquistar las agujas del Castell de l'Airosa, en el lado este de los Ports de Tortosa-Beseit, Cataluña.
Es una de las joyas escondidas del Massís del Port, al sur de la provincia, un territorio escarpado que se extiende entre Tarragona, Teruel y Castellón, donde la roca se levanta como una fina aguja que evoca las siluetas esculpidas del paisaje turco. Su fotogenia y su carácter indómito le han valido el apodo de "la Capadocia catalana" entre senderistas y escaladores. Desde otros ángulos, se muestra como una cresta robusta. Esa variedad de perspectivas, unida al contraste entre la roca y la vegetación mediterránea, ha llevado a elevar su interés más allá de sus fronteras.
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El itinerario parte del área recreativa de La Vall, situada a unos cinco kilómetros de Mas de Barberans. Desde ahí, un primer tramo desciende suavemente por una pista forestal hasta un pequeño puente que atraviesa el barranco de la Galera hasta llegar al Racó o Cova d'en Marc, un enclave lleno de magia con balmas, una pequeña cascada y una primera aguja equipada para los más intrépidos. Un espacio cerrado, sombrío, donde el sonido del agua y la verticalidad de las paredes transmiten una atmósfera casi sagrada. A partir de este punto, la ruta se torna más exigente, alternando tramos de senderismo técnico con pequeñas escaladas no equipadas pero bien protegibles.
Una cima espectacular en el corazón del Massís del Port
La ascensión se vuelve más exigente a partir de este punto. El camino se empina hasta una zona de caos pétreo, entre pinos y sabinas, donde aparece un primer puente natural de roca. Más adelante, el sendero alcanza la base del Castell de l'Airosa y bordea su flanco sur, donde se encuentra otro paso espectacular: la Foradada de l'Airosa. Desde ahí, comienza el tramo más técnico del recorrido: un canal de 15 metros de escalada sencilla (grado III/III+) no equipada, aunque apta para asegurar con facilidad.
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Una vez superado ese paso, el itinerario transcurre por una cresta aérea con una bajada delicada y un salto final de grado II antes de coronar los 1.034 metros de altitud del castillo rocoso. La cima ofrece un mirador natural con vistas extraordinarias sobre el Delta del Ebro, la sierra del Montsià, las Moles de Roudora y, más cerca, la Pica del Caro, el punto más elevado del macizo.
Uno de los momentos más intensos llega con la subida al Castell de l'Airosa, a más de mil metros de altitud. El regreso incluye rápeles, pasos aéreos y un sendero señalizado que desciende hasta el punto de partida, cruzando paisajes esculpidos por el viento y el tiempo, como los barrancos de Lloret y Orió.
Este paraje, situado a apenas una hora en coche desde Tarragona por la AP-7 en dirección Tortosa, es accesible para vehículos convencionales y cuenta con zona de aparcamiento, mesas y fuente. Una escapada ideal para quienes buscan algo más que una simple excursión: un desafío vertical con alma de cuento.
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Un rincón salvaje, poco conocido y con paisajes que parecen sacados de otro continente, aguarda a menos de 90 minutos de Tarragona. Sus siluetas rocosas evocan las célebres chimeneas de hadas de Turquía, pero aquí no hay hoteles excavados en piedra ni globos aerostáticos. Hay, en cambio, una belleza más sobria y un desafío más directo: conquistar las agujas del Castell de l'Airosa, en el lado este de los Ports de Tortosa-Beseit, Cataluña.