La ruta de senderismo que tienes que hacer sí o sí en La Palma: la aventura entre volcanes que no olvidarás

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La isla de La Palma no solo es Reserva de la Biosfera, sino también un paraíso para el senderismo de alta montaña. En su vertiente sur, entre pinares, coladas volcánicas y acantilados invisibles desde la carretera, existe un recorrido lineal que atraviesa el Parque Natural de Cumbre Vieja y permite conocer, paso a paso, la historia geológica de la isla. El sendero está señalizado, forma parte de la red GR-131 y conecta dos comarcas palmeras por lo que antaño fue un camino tradicional de enlace entre norte y sur.

Se trata de la conocida Ruta de los Volcanes, un itinerario de unos 17 kilómetros y medio que parte del Refugio de El Pilar (El Paso) y desciende hasta Los Canarios, núcleo principal del municipio de Fuencaliente. A lo largo del camino, el senderista cruza paisajes de lava petrificada, conos volcánicos históricos y miradores naturales con vistas a ambos lados de la isla. La altitud varía desde los 1.932 metros de Las Deseadas hasta los 725 metros en el tramo final, con un desnivel acumulado de más de 1.200 metros, por lo que se recomienda preparación física, buen calzado y provisiones suficientes.

El recorrido pasa por lugares emblemáticos como el Hoyo Negro, epicentro de la erupción de 1949, o el volcán El Duraznero, cuyos cráteres muestran las huellas de explosiones magmáticas recientes. También se atraviesan zonas donde la vegetación apenas ha comenzado a colonizar el terreno: llanos de picón negro, fisuras abiertas, fallas sísmicas y calderas de lava que ofrecen un paisaje tan árido como fascinante. En la parte más alta se encuentra Las Deseadas, desde donde se contemplan los ejes volcánicos que han dado forma a esta parte de la isla.

Un trekking entre cráteres y pinares

El sendero atraviesa el Parque Natural de Cumbre Vieja, reconocido como espacio natural protegido e incluido en la Red Natura 2000. Buena parte del camino discurre bajo el bosque de pinar canario, aunque hay zonas de matorrales de cumbre o laderas peladas donde la actividad eruptiva más reciente ha impedido la regeneración del suelo. En los tramos despejados es posible avistar especies endémicas como la graja o el cernícalo, habituales entre las copas de los árboles. La cobertura móvil es intermitente y, aunque existen algunos miradores equipados, el sendero carece de fuentes, por lo que se recomienda llevar todo lo necesario desde el inicio.

La ruta finaliza en Fuencaliente, un municipio marcado históricamente por las erupciones del volcán San Antonio (siglo XVII) y el Teneguía (siglo XX), que no forman parte del recorrido, pero sí definen el carácter volcánico de la zona. A nivel paisajístico, es uno de los senderos más completos de Canarias y un referente para quienes buscan un desafío físico en un entorno extraordinario. Es posible organizar el regreso mediante taxi o vehículo privado desde el final del sendero.