La ruta de senderismo sencilla que es una de las más bonitas de Cataluña: fácil y perfecta para una escapada en primavera

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• El lugar perfecto para pasar el fin de semana: con un puente colgante en plena naturaleza sobre un río

El Parque Natural de la Montaña de Montserrat es uno de esos lugares que parecen sacados de un cuento. Sus formaciones rocosas únicas y sus senderos, para todos los niveles, se mezclan con unas vistas que se graban en la memoria de todos los que lo visitan. En medio de este paisaje tan espectacular se esconde una joya perfecta para quienes buscan una excursión sencilla pero con una buena recompensa: la ruta a la Roca Foradada.

Esta ruta es ideal para una escapada primaveral, cuando los días son más largos y las temperaturas invitan a caminar sin ningún tipo de prisa. No hace falta ser montañero, ni mucho menos contar con un equipo técnico específico. Simplemente con un calzado cómodo, algo de agua y ganas de desconectar, cualquier persona en buena forma puede disfrutar del recorrido.

El camino arranca en el aparcamiento de Can Maçana, situado en la vertiente occidental de Montserrat. Es importante tener en cuenta que se trata de un aparcamiento pequeño y regulado. Entre semana es gratuito, pero los fines de semana y festivos cuesta 6 euros. Si no se llega temprano, tocará buscar otro sitio para dejar el coche.

Desde el mismo aparcamiento parte una pista ancha que sube con cierta pendiente. En unos 15 minutos se llega al mirador del coll de Can Maçana, que ya ofrece una vista panorámica espectacular de las famosas agujas de Montserrat. A partir de ahí, solo hay que seguir siempre hacia la izquierda en cada bifurcación, hasta alcanzar el Coll de Guirló.

El entorno es puro espectáculo natural: bosques de encinas, paredes verticales que se alzan como esculturas y un aire puro que invita a respirar hondo. El camino se estrecha y se vuelve algo más empinado en la parte final, justo antes de llegar a la Roca Foradada, pero sigue siendo asequible para la mayoría.

El momento estrella: la Roca Foradada

Este rincón tan fotografiado es un arco natural de piedra que enmarca las vistas del parque de una forma única. No solo es bonito, también resulta muy fotogénico. Para llegar a él hay que hacer un pequeño esfuerzo extra: sortear un tramo de subida con algo de piedra y la ayuda puntual de una cuerda instalada en la roca. No es peligroso ni excesivamente difícil, pero sí conviene ir con cuidado.

El tramo final puede sorprender a quienes no están acostumbrados a caminar por terreno rocoso, aunque hay variantes más suaves por los laterales. Incluso es apto para ir con perros, siempre que el animal esté acostumbrado a terrenos irregulares y sea ágil entre piedras.

Lo mejor de esta ruta es que permite combinar naturaleza y gastronomía sin estrés. Al ser corta —menos de dos horas ida y vuelta— se puede hacer perfectamente por la mañana, sin madrugar demasiado. Después, muchos senderistas aprovechan para alargar la escapada con una buena comida en los alrededores.

Esta ruta combina todos los ingredientes que hacen especial una escapada: es accesible, tiene encanto natural, permite desconectar del ritmo urbano y además está muy cerca de Barcelona. En plena primavera, con los árboles brotando y el cielo despejado, la experiencia es aún más mágica.