La calle más bonita de España según la revista 'Traveler': propiedad de unas famosas bodegas y cubierta por un techo natural de parras

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Desde los canales de Venecia hasta los callejones empedrados de Asia, el mundo está lleno de rincones urbanos que invitan al paseo y la fotografía. La revista Traveler ha reunido en un nuevo ranking internacional las calles más bonitas del planeta, una selección que mezcla tradición, arquitectura, color y mucha historia.

El listado incluye lugares tan emblemáticos como la Grand Rue de Colmar, en Francia; la calle Luotsikatu de Helsinki, con su arquitectura modernista; o el encantador callejón del barrio Quartieri Spagnoli en Nápoles. También aparecen joyas menos conocidas como la Jauniela de Riga o la calle Shan Tang de Suzhou. Todas tienen algo en común: cada paso por ellas es una experiencia sensorial que conecta con el alma del lugar.

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España no se queda atrás. Entre las seleccionadas están la Calleja de las Flores de Córdoba, La Rambla de Barcelona o la Gran Vía madrileña. Pero hay una que ha logrado destacar por encima del resto: el Callejón de los Ciegos, en Jerez de la Frontera, un rincón singular que Traveler ha coronado como la calle más bonita de nuestro país.

Callejón de los Ciegos: sombra, historia y vino en Jerez

Este precioso rincón, entre los muros encalados de las bodegas González Byass, se encuentra una vía estrecha, silenciosa y cubierta por un techo natural de parras que cambia de color con las estaciones. Ubicada en el barrio de Santiago, esta calle peatonal forma parte del recorrido que une diferentes patios de las bodegas del célebre vino Tío Pepe, y es uno de los lugares más fotografiados por quienes visitan la ciudad gaditana.

Su historia se remonta, al menos, a finales del siglo XVI, cuando ya existía una referencia documental de la zona. Antes de convertirse en parte del complejo bodeguero, el espacio albergó el antiguo cementerio de la Colegial de Jerez. Fue a mediados del siglo XIX cuando el Ayuntamiento cedió la calle a González Byass, junto con otros tramos colindantes, integrándolos en la bodega. Desde entonces, este rincón se ha mantenido como un testigo vivo del pasado vinícola de la ciudad.

Aunque se desconoce el origen del Callejón de los Ciegos, la belleza y la tradición de este lugar se cubre bajo la sombra de un emparrado

Sobre el curioso nombre del callejón hay varias teorías. La más extendida apunta a que en este pasaje trabajaban o transitaban personas invidentes, probablemente empleados en la bodega, y que encontraban en la frescura de las parras y la luz tamizada un entorno más amable. Otra versión sugiere que el ambiente íntimo y en penumbra que se genera bajo las hojas, sobre todo en verano, provoca una sensación de recogimiento que evoca el caminar de quien no ve. Sea cual sea el origen, hoy el Callejón de los Ciegos es un lugar donde la belleza y la tradición se encuentran bajo la sombra de un emparrado.