La piscina natural de agua cristalina que es una joya única y está en España: se llega por una ruta sencilla y es preciosa

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Con la llegada de la primavera y con el verano a la vuelta de la esquina, muchos españoles ya están planificando sus vacaciones. A pesar de que las playas siguen siendo una opción clásica, cada vez más viajeros buscan destinos menos masificados, donde la naturaleza es la gran protagonista. Las escapadas de interior, con rutas de senderismo, pueblos con encanto y baños en aguas limpias y tranquilas, ganan adeptos cada año.

Uno de esos rincones especiales ha comenzado a hacerse hueco en las listas de los destinos más deseados del verano. Se trata de una piscina natural de aguas azul turquesa, escondida entre montañas y rodeada de un paisaje espectacular. Se encuentra en la localidad valenciana de Chulilla y recibe el nombre de Charco Azul.

A pesar de su creciente popularidad, sigue siendo una joya relativamente tranquila, ideal para quienes buscan combinar naturaleza, senderismo y un chapuzón en un entorno único.

El Charco Azul no es una piscina al uso, sino un remanso de agua formado por el paso del río Turia a través de un estrecho cañón. La fuerza del agua ha ido moldeando durante siglos este paraje que parece sacado de una postal.

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El acceso es tan sencillo como agradable: una ruta circular de apenas una hora de duración, que comienza en la Plaza de la Baronía, en el centro de Chulilla. El sendero, señalizado como PR-CV 74, desciende hasta el fondo del cañón por un camino de tierra. Aunque al principio puede parecer empinado, la bajada es corta y apta para casi todos los públicos.

Durante el recorrido, los visitantes caminan a la sombra de paredes rocosas de decenas de metros de altura, atraviesan pasarelas de madera y cruzan el río por varios puntos. La llegada al Charco Azul es todo un espectáculo: el agua, de un azul casi irreal, se abre paso entre montañas en un rincón donde el silencio solo lo rompe el canto de los pájaros o el chapoteo de algún bañista.

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El baño está permitido, aunque con una norma clara: hay que mantenerse a más de 200 metros de la presa. Esta medida se toma por seguridad, ya que el Charco Azul fue, en su origen, una zona aprovechada para canalizar el agua por parte de los antiguos pobladores. De hecho, se cree que fueron los árabes quienes levantaron una pequeña presa que aún hoy se puede observar.

Uno de los elementos más fotografiados es la pasarela de madera que se adentra ligeramente en el agua y que permite captar la belleza del entorno desde un punto privilegiado. Las redes sociales están llenas de imágenes de viajeros que han descubierto este rincón y no han dudado en recomendarlo como una de las mejores piscinas naturales de la Comunitat Valenciana.

Más allá del baño, el entorno de Chulilla ofrece una escapada redonda. Este pequeño pueblo de casas blancas y calles empedradas se sitúa en lo alto de un promontorio, vigilado por los restos de su castillo, declarado Monumento Histórico Artístico. Desde sus miradores se puede observar el cañón del Turia en todo su esplendor.

Además, los amantes del senderismo tienen varias rutas para alargar la jornada. Destacan la famosa ruta de los Puentes Colgantes, ideal para quienes no tienen vértigo, o la de los Calderones, otra caminata que recorre paisajes naturales de gran belleza. También se puede aprovechar la visita para descubrir Chelva, otro pueblo encantador a pocos kilómetros, conocido por su Ruta del Agua y su casco histórico de origen morisco.