Un elefante de piedra, un tanque en plena naturaleza y una ermita rupestre: 3 peculiaridades que puedes encontrar en este rincón de España

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En la provincia de Burgos se esconden tres sorpresas que parecen sacadas de contextos completamente distintos: un animal salvaje, una reliquia religiosa y un artefacto de guerra. No están en un museo ni forman parte de una exposición temática, pero comparten un mismo territorio y pueden visitarse en una ruta insólita que despierta la curiosidad.

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Sara Castellanos

En Presillas de Bricia, una aldea cercana a Orbaneja del Castillo, se encuentra una de las joyas del Alto Ebro: un eremitorio rupestre de dos niveles excavado en la roca. La conocida iglesia de San Miguel, probablemente del siglo X, muestra tres naves separadas por arcos de medio punto, una escalera tallada que comunica ambas alturas y detalles que sugieren un origen posvisigótico. A escasos metros, una cavidad adicional, la llamada 'Cueva de la Vieja', conserva formas cuadrangulares que podrían haber tenido uso litúrgico, como piscinas bautismales.

Mucho más visible, y completamente inesperado, es el elefante de piedra que asoma junto a la carretera N-232 en las inmediaciones de Oña. Es una formación natural cuya silueta recuerda con fidelidad a la de un paquidermo. La escena resulta aún más sorprendente porque alguien, con buen sentido del humor, decidió añadirle un colmillo, lo que refuerza su parecido con un elefante real. Este capricho geológico se ha convertido en una parada habitual para los viajeros que transitan la ruta entre La Bureba y Las Merindades.

Y como colofón inesperado, la localidad de Quintanilla Cabe Rojas guarda una reliquia de la Guerra Fría: un tanque M60 Patton que apunta directamente al pueblo desde una colina. Cedido por el Ministerio de Defensa en 2014, este carro de combate fue trasladado desde un cuartel de Valladolid como reclamo turístico. Aunque la intemperie ha borrado buena parte de sus distintivos, el cañón inutilizado y la silueta imponente de este vehículo militar siguen atrayendo cada semana a numerosos curiosos. Un ejemplo de cómo lo insólito puede convertirse en identidad local.