Descubre el pueblo templario escondido en Castellón que parece un decorado medieval
Las calles de este enclave castellonense conservan la huella de la Orden del Temple, entre murallas, pasadizos y casas de piedra que evocan una época legendaria
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El legado templario sigue despertando fascinación en muchos rincones de la península ibérica. A lo largo de la Edad Media, la Orden del Temple dejó una huella indeleble en numerosos territorios de la actual España, estableciendo enclaves fortificados, centros de poder y lugares de culto. La disolución de la orden en el siglo XIV no borró su influencia, que aún puede rastrearse en la arquitectura, la organización urbana y las tradiciones de algunos municipios que han sabido preservar esa herencia.
Uno de estos lugares se encuentra en el interior de la provincia de Castellón. Rodeado por un paisaje escarpado y silencioso, este pueblo se alza como testigo del pasado templario, con un casco histórico declarado Bien de Interés Cultural y un entramado de callejuelas que parecen suspendidas en el tiempo. Se trata de Culla, una localidad que formó parte de la estructura territorial de la Orden del Temple tras ser cedida en 1303, integrándose en la encomienda templaria de Peñíscola.
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Culla conserva restos de su castillo medieval, desde el que se controlaban rutas comerciales y territorios del Maestrazgo. Las murallas, los portales de acceso y varios edificios religiosos, como la iglesia parroquial de El Salvador o la ermita de San Cristóbal, reflejan la importancia estratégica y espiritual que tuvo la villa. Además, su fisonomía urbana, de origen islámico y posteriormente adaptada por los cristianos, mantiene el trazado irregular y defensivo característico de los asentamientos templarios.
Un conjunto histórico entre montañas
Uno de los mayores atractivos del municipio es la ambientación que ofrecen sus calles empedradas, sus pasadizos abovedados y las fachadas de piedra perfectamente conservadas. El visitante puede recorrer espacios que parecen sacados de una película histórica, donde cada rincón evoca escenas de otra época. No es casual que Culla figure en la lista de los pueblos más bonitos de España, distinción que refuerza su valor patrimonial y turístico.
Además de su arquitectura, el entorno natural que rodea Culla añade un valor singular a la experiencia. Situada a más de 1.000 metros de altitud, la localidad ofrece vistas panorámicas del Maestrazgo y acceso a rutas de senderismo. Entre los elementos más destacados se encuentra la Carrasca de Culla, un ejemplar monumental de árbol de más de 20 metros de altura que ha sido reconocido por su longevidad y porte, así como el Parc Miner del Maestrat, que permite adentrarse en antiguas galerías mineras rehabilitadas para visitas guiadas.
Quienes buscan turismo de interior, historia y paisajes singulares encuentran en Culla una propuesta completa y bien conservada. La combinación entre su pasado templario, su conjunto histórico y su entorno natural permite entender por qué este municipio ha sabido mantener su atractivo sin renunciar a la autenticidad. Aunque el paso del tiempo ha transformado muchos pueblos, hay lugares como este que parecen resistirse a perder su esencia.
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