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El pueblo catalán que es una joya medieval y sorprende con un árbol monumental de 9 metros de altura: es ideal para escaparse en primavera
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El pueblo catalán que es una joya medieval y sorprende con un árbol monumental de 9 metros de altura: es ideal para escaparse en primavera

Este pequeño pueblo del Bages, oculto entre montañas y olvidado por las rutas más turísticas, esconde un castillo con historia y una fuente del siglo XVII

Foto: Imagen del pueblo medieval situado en la comarca del Bages que fue testigo de una batalla ocurrida en el año 1714 (Catalunye Turisme)
Imagen del pueblo medieval situado en la comarca del Bages que fue testigo de una batalla ocurrida en el año 1714 (Catalunye Turisme)

Calles empedradas, un castillo restaurado y una iglesia románica envuelven al visitante en un ambiente detenido en el tiempo. A escasa hora y media de Barcelona, este destino poco masificado ofrece mucho más de lo que aparenta, convirtiéndose en una escapada perfecta para los amantes de la historia y la naturaleza.

Se trata de Talamanca, un pequeño municipio de tan solo 212 habitantes, ubicado en pleno Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac. Aunque no figura en los listados habituales de pueblos de moda como Mura o Rupit, lo cierto es que este rincón del Bages conserva un legado monumental que sorprende a quienes lo descubren por primera vez. Sus callejones medievales conducen al visitante a espacios cargados de memoria, como la iglesia de Santa María, la Fuente de Talamanca —erigida en 1683— o el castillo, testigo de la cruenta batalla de 1714.

Entre sus joyas menos conocidas, pero más impactantes, se encuentra el Roble de Quintana, un árbol monumental de 9 metros de altura y 70 centímetros de diámetro. Este imponente ejemplar, catalogado como Bien Cultural de Interés Local, se alza en la parte occidental del pueblo, entre la calle Mura y la avenida de la Quintana. Junto a él, un acero negundo centenario aporta aún más valor natural al recorrido.

Qué hacer en Talamanca

Además del patrimonio, el entorno invita al senderismo con rutas como la de la riereta de Talamanca o la de la fuente del Janet, ambas de baja dificultad. Y para quienes deseen comprender mejor el pasado de la localidad, la ruta de la Batalla de Talamanca ofrece un recorrido histórico por los escenarios del enfrentamiento entre las tropas catalanas y las borbónicas de Felipe V.

El paseo por Talamanca también permite descubrir vestigios del pasado agrícola y vinícola de la zona, como la Tina de Ca la Jana, un antiguo depósito de vino datado entre los siglos XVIII y XIX. No faltan miradores con vistas a la montaña de Montserrat, como la plaza dels Saldoners, ni rincones singulares como la Era de la Creu, antiguo espacio de trilla y uno de los puntos más altos del casco urbano.

Acceder a Talamanca es sencillo desde distintos puntos de Cataluña, ya sea en coche, autobús o tren, con Manresa como centro neurálgico. Una vez allí, la gastronomía local —con carnes a la brasa, garbanzos y vino de proximidad— redondea una experiencia que combina cultura, naturaleza y sabor con la tranquilidad de un pueblo detenido en el tiempo.

Calles empedradas, un castillo restaurado y una iglesia románica envuelven al visitante en un ambiente detenido en el tiempo. A escasa hora y media de Barcelona, este destino poco masificado ofrece mucho más de lo que aparenta, convirtiéndose en una escapada perfecta para los amantes de la historia y la naturaleza.

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