Las cuevas que inspiraron a Gaudí para diseñar la Sagrada Familia: las más grandes de la montaña mágica de Cataluña

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Hace unos 36 millones de años, el área que hoy conocemos como Cataluña estaba sumergida bajo el mar. Con el tiempo, el plegamiento de las montañas que dieron origen a los Pirineos, que se elevan hasta tres kilómetros de altura, hizo que este mar desapareciera. Con el paso de los años, el agua se filtró y disolvió la roca calcárea, horadando cuevas en la montaña y modelando su distintiva geografía.

Sin embargo, quedaron vestigios de ese antiguo océano en forma de sales y minerales, que aún se encuentran en las galerías subterráneas del macizo de Montserrat. Esta sierra, conocida por su peculiar forma serrada, se eleva abruptamente al oeste del río Llobregat, alcanzando los 1.236 metros en el pico de Sant Jeroni.

Las Cuevas del Salnitre, conocidas popularmente como Cuevas de Collbató por el municipio barcelonés en el que se encuentran, pertenecen al macizo de Montserrat, de sistema kárstico, albergando en su interior una de las salas más grandes de la montaña mágica de Cataluña. Las cuevas de Montserrat tienen una longitud accesible de 549 metros, lo que permite a los visitantes explorar sus esculturas enigmáticas formadas por un conglomerado de estalactitas y estalagmitas que obligan a alzar la mirada y admirar su proceso de erosión.

La huella oculta de Gaudí en Montserrat

La temperatura dentro de las cuevas se mantiene constante a 14 ºC. La parte superior no está abierta al público, pero a medida que los grupos avanzan, el recorrido se va iluminando, destacando las impresionantes formaciones geológicas y el misterio que encierra la montaña. Se pueden recorrer mediante visitas guiadas de martes a viernes, en sesiones de 10, 11.30 y 13 horas, y los sábados, domingos y festivos, a las 10, 11.30, 13 y 16.30 horas. Sus formas ondulantes e imperfectas de las cuevas inspiraron a Antoni Gaudí para la creación de la Sagrada Familia, obra culmen del modernismo catalán.

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Marina Velasco

Antes de crear sus obras más famosas, Gaudí fue un gran admirador de Montserrat. Su primer contacto con la montaña mágica fue en su etapa de estudiante, cuando ejerció como ayudante de Francisco del Villar en los trabajos del camarín, donde ambos lograron empapar de romanticismo la Basílica de Santa María. Anotaciones del propio arquitecto indican que el joven Gaudí tuvo un papel importante en la colocación de frisos y estatuas. Esto hace probable que la disposición de los ocho gigantescos ángeles, con sus peculiares posiciones de manos y brazos, estuviera influenciada por su visión.

Entre 1900 y 1907, Gaudí formó parte del interesante proyecto del Rosario Monumental de Montserrat, ubicado en el camino hacia la Santa Cueva. Este proyecto consistía en una serie de grupos escultóricos que representaban los misterios de la Virgen del Rosario, y contó con la participación de destacados arquitectos y escultores de la época, convirtiéndose en una notable muestra del modernismo catalán.

Gaudí diseñó el Primer Misterio de Gloria, que aludía al Santo Sepulcro, incluyendo una estatua de Cristo resucitado, obra de Josep Llimona, y el grupo de las Tres Marías, esculpido por Dionís Renart. Más tarde, fascinado por la belleza de las Cuevas del Collbató, y cuando tan solo había diseñado la cripta de la Sagrada Familia, se dio cuenta de que su estilo debía ser más naturalista e inspirado en motivos vegetales, y esa huella es la finalmente que le convirtió en genio mundial.

Para acceder a las cuevas hay que subir 244 escalones, un reto que se podrá completar en 10 minutos. Una vez en el interior, los visitantes deberán enfrentarse a 500 escalones más. El recorrido siempre será guiado y es recomendable llevar ropa de abrigo y calzado deportivo antideslizante. La entrada general a las cuevas tiene un coste de 7,50 euros, pudiendo ser reducida (6,75 euros) para estudiantes, profesores, pensionistas, desempleados o familia numerosa. Por su parte, los niños de 5 a 12 años deberán pagar 5,50 euros. El acceso será gratuito para los menores de 5 años.