El pueblo de Galicia lleno de peregrinos que es el paraíso de los quesos: con Denominación de Origen, hórreos y cruceiros

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Un pueblo gallego se ha convertido en un destino imprescindible para los amantes del queso, el arte románico y las tradiciones populares. La proximidad con una de las rutas más transitadas de Europa, el influjo jacobeo y la calidad excepcional de sus productos artesanales hacen de este enclave un punto de confluencia entre historia, sabor y espiritualidad. Sus calles empedradas son testigos del paso de miles de caminantes cada año.

Arzúa, ubicado en la provincia de A Coruña, destaca como última gran etapa del Camino Francés antes de Santiago. Esta condición ha favorecido su desarrollo como villa hospitalaria, repleta de albergues, casas señoriales y pazos reconvertidos en alojamientos. No obstante, su mayor seña de identidad es el queso Arzúa-Ulloa con denominación de origen, uno de los más vendidos del país. Su sabor delicado, aroma mantecoso y textura cremosa lo han llevado a conquistar mercados más allá de Galicia. Además, cada mes de marzo celebra el Festival do Queixo, una cita que reúne a más de 50.000 asistentes.

Queserías tradicionales y cultura jacobea

Los visitantes pueden profundizar en esta tradición en el Centro de Divulgación do Queixo e do Mel, donde se exponen procesos, herramientas y sabores. Queserías familiares como Barral siguen empleando técnicas heredadas, como los paños utilizados para dar forma al queso, y han incorporado variedades con trufa que ganan premios internacionales. La actividad quesera, en muchos casos, está impulsada por mujeres, conocidas como quexeiras, que han sostenido la economía rural con su trabajo silencioso durante generaciones.

Más allá del queso, Arzúa ofrece un entorno de gran valor etnográfico. Sus hórreos y cruceiros, diseminados por las 22 parroquias del municipio, forman parte de un paisaje marcado por la devoción, los cultos ancestrales y el paso constante de peregrinos. El área recreativa de Ribadiso, con su puente medieval y su antiguo hospital de caminantes, es uno de los rincones más emblemáticos. El visitante también puede descubrir la capilla da Magdalena, el castro Curbín o la fonte da Quenlla, donde la leyenda y la tradición oral aún perviven con fuerza en este enclave único del interior de Galicia.