El remoto pueblo asturiano al que solo se puede llegar andando a través de una pasarela colgante de más de 80 metros de longitud
El inicio del puente colgante se localiza en la parroquia gallega de O Vilar de Cuíña, en Fonsagrada, Lugo, lo que resalta la cercanía y la interconexión cultural y geográfica entre Galicia y Asturias
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- La comarca más desconocida de Asturias que es ideal para disfrutar de la esencia de la naturaleza
- Tienes que verlo una vez en la vida: la iglesia que desaparece con las mareas y se convierte en playa
En el corazón de Asturias, escondido entre montañas y rodeado por la belleza salvaje del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, se encuentra un pueblo que parece sacado de otra época. Su acceso, lejos de lo convencional, es toda una experiencia que sorprende a quienes buscan rincones alejados del bullicio.
Riodeporcos es una pequeña aldea asturiana que mantiene intacto su encanto rural y al que solo se puede llegar caminando por una pasarela colgante que se extiende más de 80 metros sobre el río Navia. Este peculiar puente, que une Asturias con Galicia, es la única vía de acceso a la localidad, lo que refuerza su carácter remoto y su aura de tranquilidad. Para muchos viajeros, cruzarlo supone el inicio de una desconexión total, dejando atrás el ruido de la vida moderna.
Las calles de Riodeporcos están marcadas por la arquitectura tradicional de robustas casas de piedra, donde las parras trepan por las fachadas y ofrecen una sombra natural en los meses más cálidos. En el centro del pueblo destaca la Capilla de San Roque, un pequeño templo que forma parte del legado histórico de la zona. Además, los visitantes pueden alojarse en una casa rural con palomar y bodega, un lugar ideal para disfrutar de la esencia de este enclave único.
Cómo llegar a Riodeporcos
Para quienes buscan aventura, desde el pueblo parten diversas rutas de senderismo, siendo una de las más espectaculares la que atraviesa el Desfiladero de Bustelín. Este recorrido permite adentrarse en paisajes de gran valor ecológico y visitar aldeas abandonadas que evocan tiempos pasados. La biodiversidad de la zona es otro de sus atractivos, con bosques de castaños y robles que sirven de refugio a especies como el oso pardo cantábrico.
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La historia de Riodeporcos también está marcada por la huella de los romanos, que vieron en estas tierras un enclave estratégico para la extracción de oro. A lo largo de los senderos que rodean la aldea, aún pueden encontrarse vestigios de esta actividad minera, como galerías excavadas en la roca y antiguos lavaderos donde se separaban los sedimentos en busca del preciado metal.
Lugares como la Cueva da Osa y el Teso da Cuba revelan los métodos utilizados por los romanos para extraer el oro de las montañas asturianas, dejando un legado que se fusiona con la naturaleza y la historia del lugar. Para quienes visitan Riodeporcos, recorrer estos vestigios supone un viaje en el tiempo, donde es posible imaginar el esfuerzo de aquellos mineros que, hace siglos, buscaban fortuna en el corazón de la Cordillera Cantábrica.
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La gastronomía de Riodeporcos refleja la esencia de la cocina asturiana con productos de proximidad y recetas tradicionales que han pasado de generación en generación. En este pequeño rincón de Ibias, los platos más apreciados incluyen el pote asturiano, un contundente guiso de berza, fabas y embutidos caseros, ideal para reponer fuerzas tras una jornada de senderismo.
También es habitual encontrar carne de caza, como jabalí o corzo, preparada en estofados o a la brasa, acompañada de patatas y setas silvestres recogidas en los bosques cercanos. Para los amantes de los postres, no falta el arroz con leche o las casadielles, dulces de hojaldre rellenos de nuez y anís que ponen el broche perfecto a cualquier comida. Todo ello maridado con vinos de la zona o con una buena sidra, reflejo del carácter auténtico y hospitalario de este enclave escondido entre montañas.
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Llegar a Riodeporcos es, en sí mismo, una aventura. La opción más sencilla es hacerlo desde Galicia, recorriendo la LU-P-1908 hasta alcanzar el puente colgante. También existe una alternativa desde Asturias, aunque se trata de un camino de tierra con numerosas curvas. Sea cual sea la elección, lo cierto es que este rincón de Ibias ofrece un viaje a la tranquilidad en plena naturaleza, convirtiéndose en un refugio perfecto para quienes buscan escapar del ritmo frenético del día a día.
- La comarca más desconocida de Asturias que es ideal para disfrutar de la esencia de la naturaleza
- Tienes que verlo una vez en la vida: la iglesia que desaparece con las mareas y se convierte en playa
En el corazón de Asturias, escondido entre montañas y rodeado por la belleza salvaje del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, se encuentra un pueblo que parece sacado de otra época. Su acceso, lejos de lo convencional, es toda una experiencia que sorprende a quienes buscan rincones alejados del bullicio.