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El escondido pueblo de los Pirineos catalanes que fascinó a Gaudí: de origen medieval y con un jardín húmedo
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UN REFUGIO DE MONTAÑA

El escondido pueblo de los Pirineos catalanes que fascinó a Gaudí: de origen medieval y con un jardín húmedo

A menudo olvidado por los viajeros, este rincón fue el lugar elegido por el gran Antoni Gaudí para dejar su impronta en el paisaje. Fue aquí donde el genio del modernismo catalán levantó un refugio para los ingenieros de las minas de carbón

Foto: Jardins de Artigas, en el pueblo barcelonés de La Pobla de Lillet. (TripAdvisor)
Jardins de Artigas, en el pueblo barcelonés de La Pobla de Lillet. (TripAdvisor)

En el corazón de los Pirineos catalanes, existe un rincón apartado que ha logrado resistir el paso del tiempo, conservando su esencia medieval y una atmósfera que parece suspendida en el pasado. Este pequeño pueblo, rodeado de montañas y naturaleza, es un lugar que ha mantenido intacto su encanto, con calles empedradas y una arquitectura que invita a descubrir su historia. Sin embargo, lo que muchos no saben es que fue en este aislado paraje donde uno de los más grandes genios de la arquitectura, Antoni Gaudí, dejó una huella perdurable.

La Pobla de Lillet, enclavada en la comarca del Alt Berguedá, se convirtió en un destino inesperado para el maestro del modernismo catalán, gracias a su conexión con Eusebi Güell, un industrial de la época. Fue él quien encargó a Gaudí la construcción de un refugio de montaña a principios del siglo XX, destinado a los ingenieros de las minas de carbón del Catllaràs. Este refugio, con su peculiar estilo montañés, con tejados de pizarra y una escalera de caracol, se erige como una de las obras más desconocidas del genio modernista, destacando por su armonía con el entorno natural.

Pero la influencia de Gaudí no se limita a este refugio. Durante su estancia en La Pobla de Lillet, el arquitecto también diseñó un jardín que sigue siendo uno de sus legados más singulares. El Jardín de Artigas, situado en la casa de la familia que le ofreció alojamiento, es el único jardín húmedo que Gaudí creó, integrando las aguas del río Llobregat con elementos naturales como pasarelas y fuentes. Inspirado en el Park Güell de Barcelona, este jardín es una obra de arte en la que arquitectura y naturaleza se funden a la perfección.

Cómo llegar en coche

Entre las maravillas del conjunto arquitectónico, el puente destaca de manera excepcional. Su diseño, con arcos curvos elaborados a partir de roca autóctona, ofrece una conexión armoniosa con el entorno. Adyacente a este puente se encuentra 'La Glorieta', un mirador privilegiado que permite contemplar la belleza natural que rodea la zona. Otro aspecto fascinante de la obra son las representaciones de los cuatro evangelistas, cada uno simbolizado por un animal en las fuentes, lo que añade un profundo simbolismo y carácter a este espacio.

Además de las huellas de Gaudí, La Pobla de Lillet es un tesoro de arquitectura medieval y natural. El casco histórico, cruzado por el río Llobregat, está compuesto por barrios históricos como la Villa y la Plana, donde aún se conservan edificios emblemáticos como la iglesia barroca del siglo XVIII. A poca distancia del centro, el Monasterio de Santa María de Lillet, con su mezcla de estilos románicos y barrocos, invita a ser explorado. En los alrededores, la Sierra de Catllaràs ofrece rutas de senderismo que permiten disfrutar de un paisaje impresionante, donde la fauna y la flora se combinan en armonía, dejando admirar a ciervos y urogallos bajo pinos y hayedos.

Si planeas viajar desde Barcelona en coche, el trayecto por la carretera C-16 te llevará aproximadamente 1 hora y 30 minutos. Para quienes salen de Girona, el viaje por la vía C-25 tiene una duración de alrededor de 1 hora y 55 minutos.

En el corazón de los Pirineos catalanes, existe un rincón apartado que ha logrado resistir el paso del tiempo, conservando su esencia medieval y una atmósfera que parece suspendida en el pasado. Este pequeño pueblo, rodeado de montañas y naturaleza, es un lugar que ha mantenido intacto su encanto, con calles empedradas y una arquitectura que invita a descubrir su historia. Sin embargo, lo que muchos no saben es que fue en este aislado paraje donde uno de los más grandes genios de la arquitectura, Antoni Gaudí, dejó una huella perdurable.

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