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Ni Arévalo ni Olite: el pueblo medieval con más encanto está en Navarra y tiene un monumento emblemático
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NAVARRA MEDIEVAL

Ni Arévalo ni Olite: el pueblo medieval con más encanto está en Navarra y tiene un monumento emblemático

Un lugar donde el tiempo parece haberse detenido, donde las murallas susurran historias de batallas y la piedra conserva los ecos de la Edad Media.

Foto: Asomarse a la Edad Media. (EFE/ Jesús Diges)
Asomarse a la Edad Media. (EFE/ Jesús Diges)

Ubicado en el corazón de Navarra, Artajona es un pueblo que conserva con orgullo su herencia medieval. Sus calles empedradas, casas de piedra y un entorno que parece detenido en el tiempo hacen de este enclave un destino ideal para los amantes de la historia. Además, su localización sobre una colina permite disfrutar de unas vistas panorámicas que refuerzan su encanto.

La localidad, además de su indudable valor patrimonial, es conocida por su rica tradición cultural y festiva. Eventos como sus recreaciones históricas permiten a los visitantes sumergirse en la vida medieval de la villa. Sin embargo, el gran protagonista de Artajona es su impresionante Cerco, una de las fortificaciones medievales mejor conservadas de Navarra y un símbolo de su pasado glorioso.

Una fortaleza imponente

Levantado en el siglo XI por orden de Sancho Ramírez, este conjunto amurallado representaba un importante bastión defensivo. Originalmente, la estructura contaba con catorce torreones almenados, de los cuales se han conservado nueve, conectados por un camino de ronda que permite recorrer la fortificación y apreciar su diseño militar.

El acceso al recinto fortificado se realiza a través de dos portales históricos: el de San Miguel y el de Remahua. Ambos han resistido el paso de los siglos y conservan detalles arquitectónicos que evidencian la destreza de los canteros medievales. Ubicado estratégicamente en la cima de la colina, el cerco proporcionaba una defensa sólida frente a posibles ataques.

Foto: Imagen del pueblo de Bandujo, en Asturias, declarado por el Principado de Asturias como Bien de Interés Cultural. (EFE)

Dentro de sus murallas, la iglesia-fortaleza de San Saturnino destaca como una de las construcciones más singulares del conjunto. Edificada en el siglo XIII, su diseño combina elementos religiosos y defensivos. Su monumental portada gótica, adornada con arquivoltas talladas, y su torre campanario, que servía como punto de vigilancia, refuerzan el carácter protector de la edificación. En su interior, se pueden admirar piezas de arte sacro, entre ellas un retablo mayor del siglo XVI y una colección de tallas góticas.

El Cerco de Artajona continúa siendo un referente del pasado medieval de Navarra. Su excelente estado de conservación y la posibilidad de recorrer sus murallas y torres lo convierten en una visita imprescindible para quienes desean descubrir la historia de la región. Declarado Bien de Interés Cultural, este tesoro arquitectónico permite a los visitantes imaginar cómo era la vida en una villa fortificada, manteniendo vivo el legado de una época marcada por la defensa y el esplendor arquitectónico.

Ubicado en el corazón de Navarra, Artajona es un pueblo que conserva con orgullo su herencia medieval. Sus calles empedradas, casas de piedra y un entorno que parece detenido en el tiempo hacen de este enclave un destino ideal para los amantes de la historia. Además, su localización sobre una colina permite disfrutar de unas vistas panorámicas que refuerzan su encanto.

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